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Mario Gayoso, un peruano en Netflix: “No crezcas, es una trampa, mira todo con ojos de niño”

Buscando la magia, llegó a la experimentación, a la ciencia. Se especializó en marketing en EE.UU., pero su esencia es entretener y ahora es parte de ‘Delicias de ingeniería’, programa que se emite por Netflix. Perú21 entrevistó a Mario Gayoso.

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No le gustaban los payasos, les tenía miedo. Su madre le propuso ir a un cumpleaños, pero él no quería. “No habrá payasos, estará un mago”, le dijo. Aceptó. El mago le dio un pañuelo y le pidió que lo amarre; hizo un movimiento mágico y el nudo desapareció. Mario hizo el mismo movimiento pero no fue mágico, porque el nudo se hizo más fuerte. Tenía 6 años; lo que pudo ser una frustración se transformó en curiosidad. “Me motivó querer buscar explicación para lo inexplicable”, dice.
Estamos en una videollamada. Mario está en su laboratorio, rodeado de impresoras 3D, máquinas láser, una máquina cortadora, equipos electrónicos e instrumentos y libros para magia; todo es de colores. Está en su casa, que la tiene automatizada, donde las luces cambian de color, se cierran y abren las puertas, se prenden y apagan los televisores, una pantalla de cine aparece de pronto, todo con mandos de voz y a distancia. Está en Austin, Estados Unidos, que dicen es la ciudad más bonita del mundo, poblada de áreas verdes, lagos, iluminada por el sol casi todo el año, cielo azul y donde cae nieve una semana cada 365 días.
Llegó a Estados Unidos hace 10 años. Se define como un peruano exitoso. Ha sido figura en comerciales de TV para latinos y ha ocupado cargos gerenciales, pero también se ha dedicado a la magia y a la invención, por sus conocimientos en ingeniería, que lo han llevado a Netflix, al programa Baking impossible (Delicias de ingeniería), donde se fusiona cocina y ciencia, que se emite en más de 120 países.
Los miércoles eran días de biblioteca en la escuela primaria y siempre preguntaba por libros de magia. Y siempre le decían que no había. “Pero busca en la sección de experimentos”, le aconsejaban. La magia lo condujo a la órbita de la creación a partir de objetos que les daba otro uso, que reinventaba. Su primer experimento fue una caja de fósforos con compartimentos que aparecían y desaparecían. Ciencia y magia.
-¿Hacer ciencia es como hacer magia, y viceversa?
Definitivamente. La magia está en los pequeños detalles. Para un niño, metes una comida fría al microondas, y cuando sale caliente, es magia. Si ves un robot que se mueve, incluso para un adulto es magia. Todo lo incomprensible es magia.
-Lo que producen las impresoras 3D podría ser magia. Imagínate, imprimir un corazón.
Ya se hace. Hay impresoras de plástico, de resina y hay impresoras que utilizan células stem para producir órganos compatibles con tu propio organismo. Alucinante.
-Tienes libros de magia en la mesa. ¿Lees más de ella que de ciencia?
Sí. Para la ciencia soy bastante empírico. A través de mi participación en Baking impossible comunico que no soy ingeniero, sino que soy ingenioso. Estudié Ingeniería Electrónica cuatro años, pero no me recibí. No me gusta la teoría de la ciencia, me gusta la experimentación. La Ingeniería Electrónica me pareció muy abstracta y lo que realmente quería era estar en contacto con la gente y hacer que las cosas sucedan, y decido estudiar Negocios y Administración de Empresas y luego enfocarla a la parte de tecnología, de electrónica, robótica. De pequeño quería ser arquitecto, luego ingeniero robótico, luego hacer casas inteligentes.
-¿Y magia?
Esta historia se basa en el pensamiento de mi padre, mi influencia número uno. Él me dijo: “Estudia una carrera. Haces muy bien tu magia, está bien para hobby. Estudia una carrera para que puedas trabajar, ganar tu platita y con eso te compras todos los trucos de magia que quieras y haces toda la magia que gustes cuando tú quieras, no porque la necesites”. Fue el mejor consejo que me pudo haber dado.
-Pero también pudiste haber sido un gran mago, un David Copperfield.
Sí, nada es imposible cuando hay ganas y no tienes dudas. Más que mago, me considero un entretenedor. Me gusta entretener, sorprender.
-En todo caso, este debut en Netflix puede ser la puerta de ingreso a una carrera en el entretenimiento. Es notorio tu carisma ante cámaras.
Unos amigos que me vieron en el show me dijeron: “Esto es lo que tienes que hacer”. Yo me dedico a los negocios, al marketing y la verdad que siempre digo es que me aburro en la oficina, pero me da plata. A lo mejor es momento para replantear mi carrera profesional. Pero tengo aún la voz formal que me dice: “Tienes que ser profesional”.
-La voz de tu padre.
Pero quién sabe, no lo descarto del todo. Cuando yo era pequeño, mi papá me preguntó qué quería ser cuando sea grande. Yo le dije: “Yo quiero ser feliz”. Mi papá me dijo: “No pues hijo, muy general”. Y después de 10 años vino a visitarme a Estados Unidos y nos fuimos de paseo a Las Vegas, lo llevé a ver a David Copperfield y nos fuimos en un convertible a California. Y me dijo: “Hijo, hace muchos años te pregunté qué querías ser cuando seas grande y me dijiste ‘feliz’. Tenías razón”. Y día a día procuro ir en busca de esa felicidad, que en realidad la búsqueda de esa felicidad es aprender a ser feliz con lo que tienes en el momento.
-¿Un inventor es como un niño?
Sí. Siempre digo: “No crezcas, es una trampa”. No hay que pensar de forma parametrada, tienes que ver todo con ojos de niño. Los niños ven algo y dicen: “¿Por qué?”. Es importante buscar las soluciones creativas a los problemas cotidianos.
-Y un mago también es como un niño.
Todo te maravilla.
-¿Cómo eras de niño?
Siempre fui amiguero. Un poco tímido. A mi mamá le encantaba que toque piano, que baile en las fiestas, que yo sea el centro de la atracción. Y creo que así empieza mi lado de performer, de entretenedor, porque era un “baila, carajo, baila” (la imita y exagera la voz de su madre).
-Bueno, tu padre te dijo “estudia” y tu madre “baila”.
Así es. Soy una mezcla del ingeniero que es mi viejo y la creativa que era mi viejita.
-¿Hoy qué significa ser peruano en Estados Unidos?
Recuerdo que fui a abrir una cuenta de banco y me dijeron: “Ah, peruano, tacos, burritos”. Le dije: “Perú y México son espectaculares, pero Perú tiene esto, esto y esto”. Hoy como profesional tengo éxito y es otra forma de demostrar que al peruano le va bien donde sea. Luego del show de Netflix, pienso que mi familia estará orgullosa y que estoy orgulloso de mi país. Tengo que dejar el nombre del Perú en alto, demostrar la vibra de alguien que es positivo ante la adversidad. No importa qué nos pongan por delante, vamos a ver la forma de salir a adelante.
-¿Cuál es la magia del Perú?
Su gente.
-¿Y dónde está la ciencia del Perú?
En el ingenio para sobrevivir. Aunque ya es tiempo de que el peruano deje de sobrevivir y empiece a innovar, deje de reaccionar y empiece a planificar. Tenemos todos los recursos para salir a adelante.
AUTOFICHA:
- “Soy Mario Antonio Gayoso Noguerol. Tengo 37 años, nací en Lima. Estudié en el colegio Carmelitas, luego Ingeniería Electrónica por cuatro años y me pasé a Administración en la U. de Lima, que sí lo terminé. En EE.UU. seguí Automatización de Marketing”.
- “La magia es mi profesión de los fines de semana, hago shows infantiles. Vivo en Austin, Texas, que, según una encuesta, es la ciudad más bonita del mundo. Me encantaría que me sigan en las redes. En Instagram estoy como @mario_the_bakineer”.
- “Hago marketing digital y automatización de marketing de manera particular. Pero mi primer trabajo fue de niñero. Los primeros meses en EE.UU. no tenía documentación. Tenía ahorros, pero no me podía quedar sin hacer nada; una amiga me recomendó para cuidar a cuatro niños, chambaza”.
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