Nicholas Asheshov, el periodista que conoció a Paul McCartney.
Nicholas Asheshov, el periodista que conoció a Paul McCartney.

“Estoy en Urubamba, como casi siempre”, dice. Su voz es cavernosa y mantiene el acento inglés, pero siempre guarda espacio para la risa y la frase inteligente. Vive donde fue la estación de ferrocarril del pueblo, que está a 200 metros, camino a , a 50 metros del río Vilcanota, en un bosque. Sus vecinos son las aves, los animales que cruzan el campo.

nació en Canadá hace 82 años, pero creció en Inglaterra. Ha sido, o es, antropólogo, periodista, empresario y explorador. Desde hace 40 años pierde la visión de manera progresiva. No usa la vista para leer un libro desde hace 15 años. Pero, gracias a los audiolibros, hoy lee dos o tres libros a la semana. Y también gracias a la tecnología escribe todos los días lo que será su primer libro, una novela inspirada en la Amazonía. Le pregunto qué alcanza a mirar hoy. Prefiere no darme una respuesta directa. “Lo más importante es lo que está pasando en tu mente”, dice.

Vive en un paraíso, pero sueña con tener otros paraísos. Una gran hacienda en la selva alta de 100 hectáreas de café, 100 de cacao y 10 mil de bosque natural; y también una hacienda para criar alpacas. Le pregunto qué tiene el campo que le atrae tanto. “Tiene futuro y sueños, una promesa de que las cosas pueden mejorar”, responde.

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-Usted escribe que su existencia es mitad chimpancé, mitad sapiens.

Me suena a importante (ríe). Mi tiempo es mío.

-Me dice que lee a un anarquista antropólogo. Usted es antropólogo. ¿También anarquista?

Me habría gustado ser más anarquista. Hay un deseo de ser anarquista porque queremos que la gente reaccione, que cambie, y por eso somos periodistas y no es por dinero.

-Siempre he creído que el ser anarquista es algo esencial, que corre en la vena.

En tu vena o en la mía, pero no en todo el mundo. Tener un elemento fuerte de anarquismo es, de todas maneras, una característica valiosa para cualquier persona que quiere hacer algo en la vida.

-Tengo entendido que usted llegó al Perú en una expedición. ¿Por qué se quedó?

Perú es uno de los países más interesantes del mundo. Son bellísimos las montañas, el desierto, el mar, la selva. Gente que está tratando de hacer algo con su vida.

-Pero todos los países tienen más o menos esas virtudes. ¿Qué nos diferencia?

En Inglaterra o Estados Unidos no creo que estén tratando de hacer mejor sus vidas o las vidas de sus familias. Acá estamos empezando no necesariamente de cero, pero un poco por ahí.

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-¿Por qué dejó Inglaterra?

En los años 50 yo quería conocer las cosas más libres. Por eso Sudamérica me gusta, la Amazonía, la Patagonia. Llegué en un barco petrolero inglés a Talara. Fueron tres semanas de viaje: lindo, lindo, lindo. Y ahí trabajé para la Universidad de Cornell, en el Callejón de Huaylas, como antropólogo, y después conseguí un trabajo como reportero en el Peruvian Times. Pasé como dos, tres años viajando en canoa, camión, por sierra, selva y costa. Volví a Inglaterra, trabajé en los periódicos de Londres y ahí me encontré con Paul McCartney. Y volví al Perú unos meses antes de que entre Velasco. Ya luego me ofrecieron trabajo como director de Peruvian Times, inmediatamente dije “yes”; fue la mejor decisión. Eso me dio la base para viajar como corresponsal para periódicos en Nueva York y Londres durante cuatro décadas. ¿Qué mejor que eso?

-¿Y por qué finalmente se afincó en Cusco?

Terminando el siglo estuve perdiendo mi vista y tuve la oportunidad de comprar un hotel del Estado acá en Urubamba, durante la privatización de 1995. Mi esposa hizo todo el trabajo de renovarlo. Y nueve a diez años más tarde, unos amigos lo compraron para ponerlo en su cadena; parte del arreglo fue que yo me quedaría con mi casa, aquí en el bosque.

-¿El terrorismo no lo alejó del Perú?

El periodista tiene que ir donde están pasando las cosas. Y Perú tenía una guerra. Lo mismo me fui para Argentina en los años 70 cuando estaban los generales. Y las guerras de Centroamérica de los años 80, 90. Es parte del trabajo.

-¿Hubo alguna tensión con los terroristas?

No con los terroristas, sino con el Ejército en Ayacucho.

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-¿Perder a su hijo ha sido lo más duro que le ha tocado vivir?

Eso pasó hace casi ocho años. Fue un enorme golpe perder a alguien como Igor. Él viajaba mucho, había dado la vuelta al mundo en un velero. Viajó bastante en la sierra y selva del Perú; él nació en Lima. Pero se mudó a Inglaterra.

-¿Usted se siente peruano?

No, para nada. Me siento muy inglés, con ventajas y desventajas. Por eso quizás puedo vivir en el Perú casi mejor que muchos peruanos. No me hace demasiado problema que las cosas no funcionen, no es una tragedia, puedo estar más relajado. Si viviera en Inglaterra, ya estaría mirando la tele y quejándome quizás.

-En todo caso, ¿qué ha adoptado del Perú?

Gracias a los peruanos soy un poco más cortés y algo más generoso. Estoy tratando de mejorar como persona.

-En el Perú ha sido hasta empresario.

Fundé una compañía ferroviaria y estoy muy orgulloso de eso porque quería ser un varón ferroviario pero no me salió. Ya no tengo ningún business en el Perú.

-¿Y cómo puede costear vivir en el paraíso?

Queda lo suficiente de la venta del hotel. En todo caso, cuesta menos vivir en el paraíso que en Inglaterra.

-Ha vivido muchas facetas. ¿Hace un balance de vida?

Estoy tratando de aprovechar los años que le quedan a uno. Vivo en un sitio lindo, a unos metros de uno de los afluentes del Amazonas, con gente muy agradable y cerca tengo montañas con glaciares que los veo desde mi ventana.


AUTOFICHA:

- “Soy Nicholas Clark Asheshov. Soy de 1939, tengo 82 años. Nací en Canadá durante la guerra con los alemanes (Segunda Guerra Mundial). Volvimos a Inglaterra después de la guerra. En Canadá estuve ocho años. Terminando la guerra, fui educado en un internado”.

- “Luego estudié en la universidad King’s College de Cambridge. El periodismo lo aprendí en el día a día, aquí, en toda América y también un año en Sudáfrica, en los días del apartheid y de gente como Nelson Mandela. Debo de haber trabajado en media docena de medios”.

- “He trabajado en el Financial Times, Daily Mail, New York Times; en Perú colaboré para Caretas, entre otros medios. Siempre he vivido en el campo; cuanto tuve un hotel, tenía media docena de caballos. En 2022 terminaré la novela, que será mi primer libro; hay que empezar cuando hay la oportunidad”.


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