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Jeffrey Epstein: La historia de un depredador sexual que es tendencia en Netflix
Un documental de Netflix pone la atención sobre el multimillonario estadounidense, sinónimo de abuso e impunidad.
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“¿Tengo que quitármela?”. Cuando Shawna Rivera escuchó que el hombre que tenía al frente le pidió quitarse la ropa, supo que algo estaba mal. Había acompañado a su amiga a una mansión en Palm Beach, una de las zonas más ricas de Florida, Estados Unidos, sin imaginar que aquel viaje sería el inicio de una espiral que no deja de atormentarla hasta el día de hoy. Apenas tenía 14 años cuando aquel hombre le pidió que se quitara la ropa y le empiece a dar masajes. Ambos estaban en un cuarto dentro de la mansión y el miedo la llevó a hacerle caso. Se desnudó. Recuerda que le tuvo que echar una loción en el pecho. “¿Qué mierda es esto”, se preguntó Shawna. “Tengo 14 años y soy virgen”.
Aquel hombre era Jeffrey Epstein, el depredador sexual que por varios años abusó de menores de edad con total impunidad. El financista neoyorquino construyó una red de pedofilia que habría alcanzado a políticos, actores, miembros de la realeza y empresarios. Incluso, ha sido vinculado a presidentes de EE.UU.
En 2019, Epstein apareció muerto en su celda de una cárcel en Nueva York. No pagó por lo que hizo.
DEPREDADOR SEXUAL
Shawna Rivera es una de las mujeres que participan en Jeffrey Epstein: Filthy Rich (Jeffrey Epstein: asquerosamente rico), un documental que es tendencia en Netflix y que ha reavivado el caso del multimillonario. La voz de las sobrevivientes, que por primera vez salen en cámara, es tan poderosa como dolorosa. Narran los detalles de las acusaciones contra el pederasta, en las que ellas, lamentablemente, fueron las protagonistas. Una mansión en Palm Beach, otra en Nueva York y una isla caribeña son los principales escenarios de los abusos sexuales.
A Shawna nunca se le olvidaría aquella tarde con Epstein. Luego de recibir 200 dólares por aquel masaje, volvió días después a pesar de que se había prometido nunca más hacerlo. No tuvo mayor opción o, por lo menos, ella creía eso. Con 14 años soportaba una vida dura. Dos años antes había escapado de su casa al ver cómo su papá y su novia mataron al hijo de ella. Luego de pasar varios meses en casas-refugio, su abuela logró la custodia. Es allí cuando es contactada por Epstein. Asistiría a su mansión durante cuatro años seguidos.
Y Shawna no sería la única. Según la Policía, Epstein abusó al menos de 40 adolescentes. La mayoría de sus víctimas tenía patrones en común: provenían de familias disfuncionales, con problemas financieros o sobrellevaban un trauma anterior. Él siempre se defendió señalando que fue bajo el consentimiento de ellas y que no sabía que eran menores de edad. Las mujeres que aparecen en el documental cuentan que los abusos se daban de distintas formas. Algunas indican que en algunas veces él recurría a la masturbación pero no las tocaba; en otros casos sí hay denuncias de violación sexual.
PODER Y MANIPULACIÓN
El gusto de Jeffrey Epstein por las mujeres jóvenes fue un secreto a voces en Nueva York. Son varios los testigos que indican que era alguien encantador y con una capacidad de manipulación que le permitía controlar a quien quisiera. Desde adolescentes hasta empresarios multimillonarios. Ese fue el secreto de su pervertido éxito, que lo llevó desde muy joven a amasar una fortuna fundada sobre la base de favores. “Yo siempre me saldré con la mía, soy dueño de la Policía de Palm Beach”, solía repetir a sus víctimas.
Y era verdad. La Policía y una serie de mujeres que lo denunciaron a comienzos del milenio vieron cómo una investigación sobre él quedó impune. Ocurrió en 2008, cuando un fiscal federal (y futuro secretario de Trabajo de Donald Trump) consiguió darle inmunidad, siendo parte de un juego macabro en el que habían participado otras autoridades.
“En cuanto salió de la cárcel con libertad condicional en 2010, Jeffrey Epstein fue a Nueva York. Y lo primero que hizo fue montar una fiesta a la que acudió mucha gente conocida. Se presentó un montón de gente en su casa: el príncipe Andrés estaba ahí, Woody Allen estaba ahí. Aunque todos ya sabían que había abusado de tantísimas menores, la gente seguía relacionándose con él”, explican en el documental varios de los investigadores que formaron parte del proceso.
El círculo social de Epstein era tan diverso que entre sus amigos cercanos se encontraban el expresidente Bill Clinton, Trump y el príncipe Andrés de Inglaterra. Su fama de filántropo y financiero de éxito lo hizo escalar a posiciones insospechadas. Aunque muchos años después, cuando ya estuvo cercado por la justicia, todos negaron haber mantenido una amistad cercana con él. El caso más sonado es el del príncipe Andrés, quien es acusado de abuso sexual. La víctima señala que ocurrió en 2001, en una casa de Londres, cuando ella tenía 17 años.
Epstein se quitó la vida el 10 de agosto de 2019, a los 66 años, en una cárcel de Nueva York. Había sido arrestado un mes antes acusado de conspiración para cometer tráfico sexual y el delito de tráfico sexual de niñas menores de edad. Un reportaje del Miami Herald logró poner nuevamente el foco sobre él, lo que provocó la reapertura de su investigación y que el acuerdo de 2008 sea eliminado. Le esperaba una condena de, al menos, 40 años.
Sobre su muerte se han tejido distintas teorías. No son pocos los que creen que en realidad fue asesinado, que era mejor tenerlo silenciado. Pero son las víctimas quienes más lamentan que Epstein no esté vivo para afrontar la justicia. “Había mucho que decir y no se dirá jamás. Eso es triste”, dijo Shawna Rivera, convencida de que el depredador nuevamente logró evadir su responsabilidad.
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Tráiler de Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico | Netflix
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