Primero llegó a Chupacigarro, un asentamiento aledaño a la que luego sería llamada la Ciudad Sagrada de . Era 1978 o tal vez 1979. Solo alcanzó a ver montículos debajo de los cuales descansaban las construcciones que luego conoceríamos. Se quedó impresionada. Como arqueóloga sabía que debajo había monumentos. Pero no podía quedarse. Había ganado una beca para hacer investigaciones en el Smithsonian Institution en Washington. “Más adelante veremos”, prometió a las personas que la invitaron a conocer la zona.

Un viernes por la tarde volvió. Manejaba un Volkswagen acompañada de sus alumnos y exalumnos de San Marcos. Cada fin de semana se trasladarían al valle de Supe. Llevaban una pequeña cocina y alimentos. Cuando les daba la noche, instalaban las carpas para cocinar y descansar. El destino era Chupacigarro. Regresó, en 1994, para cumplir la promesa. Encontraron sitios antiguos, unos 18, de los 25 que hoy se contabilizan, pero no sabían de qué periodo. Necesitaban hacer excavaciones. Dos años después, empezaron las primeras excavaciones con apoyo del . Así nacía uno de los hallazgos más trascendentales de la arqueología mundial.

“Tengo mucho trabajo”, me dice. Se ocupa de 12 asentamientos de la ciudad sagrada, además de sus responsabilidades como profesora y directora de la escuela de Arqueología en San Marcos. “Si antes me acostaba a las 8:30, ahora me acuesto a las 12:30”, detalla , la arqueóloga de 74 años que entrega su vida a la conservación y estudio de la primera civilización de América. La dama de Caral.

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-En los últimos meses denunció que recibía amenazas de muerte. ¿Cómo está?

Es uno de los motivos por los cuales sigo estresada, muy fuertemente. Se hacen pasar por agricultores y no lo son porque no viven en el valle y tampoco se dedican a la agricultura. Alejandro Solís es el hermano cabecilla del grupo y ha perdido en todas instancias del Poder Judicial y, finalmente, la Corte Suprema ha dado la disposición de que se retire del sitio arqueológico que es patrimonio nacional y mundial. A pesar de ello, desde 2017 las autoridades de Barranca no actúan. Ese caso tiene años. Y está el congresista Almerí Veramendi, que debe velar por el patrimonio nacional, pero tiene un lote agrícola en Caral Alto y ha ido a hablar con el alcalde de Supe; como congresista lo ha convencido y ahora el alcalde sale a decir: “Pobres agricultores, ¿cómo puede ser que los maltraten?”, y no se da cuenta de que hay una ley que a los alcaldes les indica que deben cuidar el patrimonio cultural de su jurisdicción. Hemos conversado con él, lo hemos invitado para que conozca Caral, que sepa que es patrimonio mundial. Y no entiendo cómo no se dan cuenta el alcalde y las autoridades de que deben proteger y defender Caral. Fíjate, ahora a pesar de la pandemia, han ido a Caral el embajador de Suiza, el representante de la Unión Europea, el embajador de Israel –cada uno por su cuenta–, representantes de Guatemala, Brasil, Colombia. El alcalde de Israel me envió un reconocimiento y que, por favor, ponga un cartel en su idioma en el letrero que tenemos de bienvenida a la entrada de Caral. Eso quiere decir que promoverá Caral. También ha llegado el representante de la Comunidad Andina. O sea, siento que más reconocimiento le dan a Caral representantes de otros países que nosotros. Ese señor alcalde realmente da vergüenza. Y la Comisión de Ética del Congreso debería intervenir contra Almerí, porque no es posible que salga en la radio a decir que él es muy amigo del ministro del Interior, por tanto la policía no sacará a los “agricultores pobrecitos”.

-¿Pero es cierto que son “agricultores pobrecitos”?

Es falso. Esos señores no son del valle. Cuando se produjo la reforma agraria en la década del 70, las personas contratadas por los hacendados recibieron entre 4 y 6 hectáreas, pero a esta familia Solís no le tocó nada porque ellos no estaban. No habían estado en Supe. Pero sí eran de Conchucos, de donde eran la mayoría de personas contratadas por los hacendados, y a través de sus relaciones amicales llegaron al valle para conseguir tierras. El papá se posesionó del sitio de Caral, que ni los hacendados habían ocupado. Ese señor puso su casa allí y trabajaba con otros que sí tenían tierras. Cuando ese señor falleció, sus hijos decidieron irse porque no tenían posibilidades en ese sitio arqueológico. Y lo que cuenta la gente es que ese señor era complicado, bastante abrupto con su esposa, a golpes hasta le sacaba los dientes. La gente cuenta que era un hombre bien agresivo. Y creo que los hijos han heredado esa manera de comportarse. Cuando Caral ha sido reconocida como patrimonio mundial, después de nuestro trabajo, en 2009 por la Unesco, los valores económicos de las tierras han ido creciendo. Una hectárea costaba 6 mil dólares; ahora lo mínimo que puedes encontrar es de 38 mil dólares. Hay muchos intereses por comprar tierras en el valle de Supe. Los hijos de ese señor han venido al valle para reclamar que esas tierras del sitio arqueológico eran de su padre, cuando jamás ni siquiera le reconocieron posesión alguna. Desde el año 2017 la suprema dijo que tenían que retirarse y hasta el día de hoy no han querido retirarlos, no interviene nadie. El juez asegura que con la pandemia no tiene tiempo y la Policía dice que no es su prioridad. Hemos hecho gestiones con la fiscal, con la subprefecta, con la Policía y no hemos logrado apoyo alguno. En el caso del segundo hermano, que se llama Luis Alberto Solís, este señor de pronto, hace un año, puso una cabaña en el sitio arqueológico. La excusa fue que había peleado con su mujer y ella lo había botado de su casa. El arqueólogo a cargo se quedó calladito, un tal Plinio Guillén. Nosotros trabajamos en 12 sitios y cuando encontramos esto, hicimos la denuncia correspondiente para que ese señor se retire. Hasta el día de hoy no han querido retirarlo. Cuando fue la subprefecta con el fiscal, hace unos meses, el fiscal dijo: “por qué lo van a retirar si tiene 30 años acá”. Después los mismos trabajadores y habitantes nos dijeron que el fiscal había sido llevado días antes por este señor y había salido con sandías grandotas.

-¿No pasó nada ni después de que usted denunció las amenazas, el Gobierno la condecoró e incluso la BBC la incluyó en su lista de 100 mujeres inspiradoras e influyentes en el mundo en 2020?

Nada. El jueves le escribí al asesor del presidente Sagasti y le pedí que, por favor, nos ayuden. El sobrino que estas personas tienen, un tal Mejía Solís, anda sacando en Facebook puras difamaciones. No puede ser que el señor Almerí salga a decir que nunca los sacarán porque el ministro del Interior es su amigo. Mejía Solís está promoviendo que la gente de Supe saque un documento para mandarle al presidente de la República: que no se puede dañar a los agricultores, cuando solo se trata de esa familia. Encima, Alejandro Solís ha alquilado las tierras, a pesar de que en la Corte Suprema le han dicho que tiene que salir. Todo sigue igual.

-¿Qué le pediría al presidente Sagasti?

Él me dijo que nos iba a apoyar. Le pediría que, por favor, intervenga para que este Patrimonio Cultural de la Nación no siga siendo destruido. Mira, el arqueólogo que está a cargo de Caral, Alan Ríos, fue al sitio de las invasiones para hacer unas excavaciones y que ellos vean que cuando se excava salen muros, y uno de los miembros de esta familia le dio un golpe durísimo en la espalda. Y al abogado le han dicho que lo van a enterrar junto conmigo debajo de cinco metros.

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-¿No ha pensado en algún momento declinar y alejarse de Caral para salvaguardar su vida ante la indiferencia –por decir lo menos–de las autoridades?

No. He dedicado mi vida a la investigación en nuestro país. Desde niña era mi interés recuperar una historia social que no estaba escrita. Me siento con toda la capacidad para seguir recuperando esa historia sobre la formación de la civilización más antigua de América. Hemos sido una sociedad que desde hace 5 mil años producía conocimiento en ciencia, tecnología.

-Tengo entendido que un grupo de ingenieros japoneses se llevó la experiencia de Caral para, de alguna forma, aplicar ese conocimiento antisísmico en sus construcciones.

En Unesco se preguntaban cómo esos monumentos de Caral son tan estables y han pasado 5 mil años. Entonces, busqué a arquitectos e ingenieros para que me ayuden a comprender qué conocimientos estaban detrás. El ingeniero Julio Vargas Neumann identificó que había una tecnología sismo-resistente que se había creado y aplicado en las construcciones. Los japoneses tuvieron acceso a ello y vinieron ingenieros de Japón, se llevaron la información y determinados materiales para ver en sus laboratorios cómo reaccionaban frente a los movimientos; después de un tiempo retornaron al Perú y me dijeron que iban aplicar ese conocimiento en las nuevas construcciones de Japón.

-¿Qué lecciones nos da Caral para esta pandemia?

Hubo una organización con autoridades sociales, no solo autoridades políticas. Y las autoridades sociales y políticas, desde Caral hasta la época inca, coordinaban entre sí. Hubo planificación. Hemos encontrado una maqueta de un centro urbano de la época del periodo de formación de la civilización Caral. Ellos habían elaborado un calendario. Las construcciones están orientadas de acuerdo con los astros; de esa manera ellos sabían prever los cambios que se dan en la naturaleza. No hemos encontrado armas ni ciudades amuralladas. ¿Por qué no vamos a recuperar ese conocimiento sobre los valores sociales, económicos? Necesitamos abordar los problemas como lo hicieron en nuestra civilización. Si hemos sido un país desarrollado, ¿por qué no podemos serlo en el presente también? Por eso no me retiraré hasta el día que me muera.

-En el Día de la Mujer (este 8 de marzo), ¿qué nos enseña Caral?

Las autoridades y la sociedad en su conjunto deben conocer que en el pasado hemos sido una nación desarrollada, complementaria. Y una impresión significativa en el Día de la Mujer es la equidad de género. Las mujeres tuvieron acceso a posiciones sociales y políticas sin limitación alguna. Encontramos autoridades políticas mirando con cierto temor a una mujer en unas estatuillas. Y tenemos evidencias de otras estatuillas donde se ve a la mujer con símbolos de autoridad. No hubo limitación ni afectación como vemos en la actualidad. Hoy hasta se matan a niñas, adolescentes y a mujeres simplemente por consideraciones de que el hombre es más fuerte. En el pasado, hombres y mujeres se complementaron, como algo necesario para el desarrollo.

-Usted es la dama de Caral.

(Risas). Lo que siento es una admiración por esta civilización, donde hemos encontrado hasta un quipu. Quiere decir que el desarrollo que han tenido en conocimiento ha sido amplio. Y hemos encontrados quipus dibujados en dos monumentos. Tenían organización, planificación, especialistas, autoridades sociales y políticas. Era una sociedad más avanzada de la que somos en la actualidad.

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AUTOFICHA:

- “Me llamo Ruth Martha Shady Solís. Mi papá nació en Praga y toda mi familia de parte de él fue de Praga y Hungría. Llegó al Perú a los 18 años por la guerra mundial. Mi otro apellido viene de Pacarán (Cañete) y Arequipa”.

- “Tengo 74 años. Desde que estaba en el colegio, iba a los museos. En mi colegio promoví el grupo de museos, pero solo éramos dos integrantes. En la universidad mi vocación estaba definida por la Arqueología. Apoyaba las excavaciones en la huaca de San Marcos”.

- “En el día estudiaba Antropología y Arqueología en San Marcos, en la tarde inglés y en la noche Pedagogía. José Matos Mar me puso como su jefe de práctica, con Javier Pulgar Vidal conocí transversalmente el país. Trabajé en el Museo Nacional cuando egresé. He estado dedicada a la investigación toda mi vida”.

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