“Bloquean un aeropuerto para que no lleguen medicinas, los refuerzos y para que no salgan los enfermos”, señala el general PNP Oscar Arriola.    REUTERS/Hugo Courotto
“Bloquean un aeropuerto para que no lleguen medicinas, los refuerzos y para que no salgan los enfermos”, señala el general PNP Oscar Arriola. REUTERS/Hugo Courotto

La toma de un aeropuerto siempre será más noticia que la interrupción de una carretera o 50 discursos subversivos pronunciados en alguna plaza pública. Y eso lo saben muy bien los violentistas y, por supuesto, el .

En las épocas más duras del terrorismo no se registraron eventos violentos contra los aeropuertos de parte de los terroristas de Sendero Luminoso o del MRTA. Y, más allá de bloquear el ingreso a las regiones para cortar el suministro o impedir la llegada de refuerzos de las Fuerzas Armadas, hay razones vinculadas a una estrategia de las que poco se ha hablado.

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Esta estrategia de la extrema izquierda es relativamente nueva. En 2017, cuando Pedro Castillo comandaba el Conare - Movadef, sus huestes de profesores asaltaron los aeropuertos de Cusco, Jauja, Juliaca y Arequipa. ¿No lo recordaba?

Cinco años después, la historia se repitió pero con más violencia. El 11 de diciembre de 2022, el aeropuerto de Apurímac fue saqueado y quemado y la pista de aterrizaje destrozada. Aquella terminal recibía vuelos militares y servía para el puente aéreo de pacientes que tenían que ser trasladados de emergencia a Lima.

El 12 de diciembre le tocó el turno al aeropuerto de Arequipa. Los violentistas llegaron a destruir parte del cerco perimétrico y eliminar el sistema de iluminación nocturna para el aterrizaje de los aviones. Tres días después, ingresaron a la pista del aeropuerto de Ayacucho, a pesar de las advertencias de las FF.AA. Aquí salta el hecho de que este terminal aérea sirve también como puerta de entrada para las fuerzas del orden que operan en el Vraem. Su paralización beneficia a las huestes narcoterroristas.

Rubén Vargas advierte que la estrategia usada por la extrema izquierda se llama “propaganda por los hechos”, que muchas veces no es entendida por los gobiernos o los organismos de Inteligencia. 


Foto: LINO CHIPANA.
Rubén Vargas advierte que la estrategia usada por la extrema izquierda se llama “propaganda por los hechos”, que muchas veces no es entendida por los gobiernos o los organismos de Inteligencia. Foto: LINO CHIPANA.

“El ataque a un aeropuerto no es un hecho espontáneo ni se decide en el calor de una marcha, sino que está previamente planificado: cómo se va a atacar, quiénes van a atacar, hasta dónde van a llegar y qué nivel de violencia van a emplear”, comenta a Perú21 el exministro del Interior .

“Buscan generar, hacia el exterior, una opinión pública negativa para que otros gobiernos denuncien que en el Perú hay marchas sociales no atendidas. También buscan crear zozobra en el resto del país y responsabilizar al gobierno de ello”, señala José Luis Gil, exoficial del GEIN.


¿LOS AEROPUERTOS, NUEVOS OBJETIVOS?

Rubén Vargas advierte que la estrategia usada por la extrema izquierda se llama “propaganda por los hechos”, que muchas veces no es entendida por los gobiernos o los organismos de Inteligencia.

“Significa que su ideología y su necesidad de ponerse en la agenda política no la canalizan, ahora, a través de un discurso o un panfleto, sino a través de un hecho. Y ese hecho siempre tiene que estar relacionado a los activos críticos o las instalaciones estratégicas. Para ellos, atacar un activo crítico vale más que 50 discursos porque es el propio aparato mediático del sistema el que se encargará de difundirlo”, explica el exministro del Interior.

José Luis Gil indica que el objetivo político que tienen ahora los violentistas azuzados por grupos como el Movadef es el de generar la reacción ciudadana. “No tienen masa y no tienen pueblo, pero buscan generarla creando situaciones de alteración de la ciudadanía para canalizar la indignación hacia las calles y eso contribuya a derrocar el gobierno”, advierte el exagente de Inteligencia.

 José Luis Gil es especialista en temas vinculados a Sendero Luminoso. 

Foto: LENIN TADEO
José Luis Gil es especialista en temas vinculados a Sendero Luminoso. Foto: LENIN TADEO

“Esa es la estrategia que usa el marxismo extremista, y ¿quiénes conocen este método? El Movadef. ¿Por qué atacan un aeropuerto y no al mercado de abastos? Porque atacar el aeropuerto se convertirá en un hecho mediático de alarma y de zozobra”, destaca Vargas.

Las fuerzas del orden tienen el mandato de proteger los activos críticos nacionales. Estos son los recursos, infraestructuras y sistemas que son esenciales e imprescindibles para mantener y desarrollar las capacidades nacionales o que están destinados a cumplir dicho fin. La afectación, perturbación o daño de alguno de estos recursos generarían un grave perjuicio a la nación.

“En un ataque contra un aeropuerto se genera extrema tensión entre los que atacan y las fuerzas del orden. Necesariamente habrá una reacción violenta de parte de la fuerza pública, y en ese escenario el grupo extremista busca el costo social, es decir, muertos y heridos. Cuando se genera esto, el siguiente acto es denunciar por violaciones a los derechos humanos y asesinato y se convierten en la víctima de esta ecuación. Pero, en realidad, si el gobierno conociera bien a los actores, se daría cuenta de que es una emboscada política. Porque ellos generan la extrema tensión, y la fuerza pública y el gobierno caen como candelejones porque lo primero que imponen es mano dura y los extremistas del Movadef lo celebran porque ellos están buscando más mano dura para que haya más muertos y heridos. Ese es el juego perverso que la clase política no logra entender”, indica Vargas.

El Movadef sabe alentar la narrativa perversa de que todos los que participan en las marchas son terroristas y desvía la mirada hacia la masa alejada de ellos. El exministro del Interior explica que, cuando se ataca el aeropuerto, las marchas pacíficas de protestas pasan a un segundo plano y se pone a todos en el mismo saco. “¿Qué es lo que queda, la marcha de protesta o el ataque al aeropuerto? El aeropuerto; entonces, la reacción del sistema es: terroristas atacaron el aeropuerto y convierten a los miles que marcharon en su legítimo derecho de protesta en los extremistas que atacaron el aeropuerto. Este juego perverso se debe conocer para separar la paja del trigo o para quitarles agua a esos pirañas”, puntualiza el también abogado constitucionalista.


TENGA EN CUENTA

  • La perturbación de la seguridad de un terminal aéreo impediría su libre funcionamiento y un buen número de ciudadanos nacionales y extranjeros quedarían afectados.
  • El aeropuerto de Ayacucho es clave para el traslado de personal y equipamiento militar hacia el Vraem.


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Karerina Bayona, periodista de Cusco