El síntoma es un tema que se venía arrastrando desde hace varios meses; la insatisfacción de la población. Muchos analizaban que era poco lógico que, con tanta corrupción, el pueblo no se levante y una de las hipótesis era que faltaba el detonante; el grupo que active esa posición para que la gente salga a las calles. El problema es que aquí se mezcla una motivación lícita y una motivación perversa. Entonces, se ha identificado a través de los noticieros que, por un lado, hay exterroristas, la minería ilegal y el narcotráfico. Ahí hay un financiamiento para pagar a aquellos que, a punta de lanza, estén destinados a hacer los desmanes, los más avezados y los que disfruten de cometer excesos. Este grupo será financiado e irá a la población para tocar esos elementos de insatisfacción, cosas que ya existen en el resentimiento en diferentes partes de la población y eso generará una intención de acción.