Escribía en esta columna hace dos semanas, a propósito del escandaloso aumento de 7,500 soles a sus ingresos que, a estas alturas, ya a los ‘otorongos’ les importa un comino lo que piensen de ellos. Sostenía que el otoronguismo, definido como una combinación perversa de incompetencia, indiferencia y aprovechamiento del poder, tomó ya control del Congreso. No me equivoqué: pese al unánime repudio, se han ratificado.