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Dwight Aguilar, la historia del bicampeón del café peruano
Dwight Aguilar ganó la Taza de Excelencia Perú 2021 con un exótico café de la variedad geisha. En 2018 también alcanzó este reconocimiento. Sin duda, un productor perseverante y ejemplar.
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A Dwight Aguilar se le caen las lágrimas y la voz se le quiebra. Es un hombre que no tiene miedo a llorar, que a los 38 años se ha convertido en bicampeón de la Taza de Excelencia, el evento más importante para determinar la calidad del grano peruano. Está feliz, conmovido y quisiera ser un pulpo para abrazar a todos los que creyeron en él: sus padres, su esposa, sus hijos, sus compañeros. No le importa parecer frágil porque es fuerte, como un roble, con un corazón inmenso y la paciencia de relojero antiguo para cuidar su cosecha.
Dice, con la voz rota, que el esfuerzo siempre vale la pena. Dyana Mellado Portilla está en un pequeño stand de la V Feria Internacional de Cafés Especiales FICAFE Quillabamba 2021. La gente la rodea, y pide bolsas de café, una tras otra. Allí está el café del bicampeón, se pasa la voz la gente. Y hasta ese lugar llega el ganador para dar entrevistas. Dyana es su esposa.
Dwight la mira, y ella, con serenidad, lo contempla con todo el amor que desde hace más de 15 años cultivan con dedicación, pasión e inteligencia. “Ella tuesta mi café”, remarca luego el caficultor que es el orgullo de La Convención, de Quillabamba, del Cusco, del Perú.
El 29 de octubre se conoció el nombre del ganador de la Taza de Excelencia: Dwight Aguilar Masías, con un geisha (línea t- 2722) de 90.25 puntos en taza (sobre 100). Fue curioso recibir la noticia tomando el café de Dwight, que amablemente me sirvió Kevin Martinez, un joven barista venezolano que se ha enamorado del café peruano.
Cuando se escuchó el nombre del ganador, los aplausos y las vivas convirtieron el recinto en una fiesta, mientras el caficultor de la finca La Nueva Alianza –de siete hectáreas– subía al estrado y alzaba el trofeo en medio de elogios que por un momento parecían parte de una película muda. Por la cabeza de Dwight pasaba el rostro de sus hijos Brent Scott Moisés, de 15 años y de Alexander Duban, de 9 años. En sus ojos estaba la sonrisa y confianza de Dyana, la mujer de la que se enamoró en una cooperativa cafetalera; las palabras sabias de su padre Timoteo, productor; y la voz de su madre Belarmina: “Hijo, tú eres el mejor”. Dwight regresa a la realidad y grita “¡Arriba, Perú! ¡Arriba, Cusco! ¡Arriba, La Convención”.
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CUANDO AMAS LO QUE HACES
En 2018 ganó la Taza de Excelencia, e invirtió en su finca y en procesos para lograr un café de alta calidad. Como productor independiente ha contratado catadores y trabajadores, y se ha capacitado sin descanso.
“Terminé el colegio, no fui a la universidad y no seguí una carrera técnica. Eran tiempos difíciles para la familia. Yo me quedé en la chacra. Yo fui bruto, me quedé en la finca, porque esto me gustaba. Bruto fui, responsable, recio. Uno nunca termina de aprender; por eso yo trato siempre de estar al día”, comenta. Nada de bruto. Es un trabajador perseverante, ambicioso, humilde e incansable, que toma café todo el día, de preferencia en la tradicional cafetera gota a gota.
Despierta a las 5 de la mañana. En épocas de cosecha se mete a la cama quizás a las 10 de la noche. Su vida está dedicada al café.
El geisha que llevó a competencia es “intenso, con notas florales (en este caso jazmín), y de frutos exóticos, así como sabores que yo llamo artificiales porque son como el del chicle o la gaseosa”.
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El secreto de Aguilar está en no rendirse y cada día plantearse retos, por alucinantes que sean: “A veces se piensa que hay imposibles, pero con esfuerzo las cosas se logran”.
Sus dos hijos parecen haber heredado el amor por el café de sus padres, algo que a Dwight lo hace sentir feliz, aunque reconoce que es un trabajo durísimo. Mientras cuenta esto, destaca la labor de su esposa: además de acompañarlo en la cosecha, de tostar el café, y ver las ventas se ha ocupado de “apoyar a los niños en sus tareas que ahora son virtuales, algo nada fácil”.
Desde que ganó la Taza de Excelencia en 2018, su café ha llegado a diversos países del mundo como Japón, Grecia, Taiwan, Estados Unidos o Corea del Sur. El 80% de la cosecha se vende en cafeterías de Lima.
La Nueva Alianza es resultado de la unión entre Dwight y su papá Timoteo. T’Dwight Coffee es la empresa que han formado. Para el joven productor, la familia es la columna de su vida, la más grande motivación para continuar: “El café lo llevo en la sangre y en el corazón. Empecé a los 16 años, y gracias al café estoy cumpliendo muchos sueños”.
Antes de entrevistar a Dwight, hablé con su esposa Dyana, también caficultora: “Estamos alegres de representar a nuestra provincia con un café de calidad. No es fácil. Este es un trabajo de equipo. En Cusco no todo es Dwight Aguilar; hay muchos productores más que el Perú debe conocer”.
Para Dyana, las virtudes de su esposo son muchas: “Ama su trabajo, es bien dedicado, y muy responsable”. Y repite: “Todo sale bien si amas lo que haces”. La misma frase que luego me diría Dwight.
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