“Saber que ayudas, aunque sea un poquito, a alguien es un lujo”, dice la psicóloga Antonella Galli.
“Saber que ayudas, aunque sea un poquito, a alguien es un lujo”, dice la psicóloga Antonella Galli.

La mirada de cambia cuando le pregunto cuál es la mayor frustración de un psicólogo. El recuerdo golpea. El día que iba a presentar su libro Sé feliz en la Feria Ricardo Palma, ella justamente no estaba muy feliz. Un paciente se había suicidado: “Me acuerdo que lloraba en mi carro camino a la feria, me sentía muy triste. Lo vi una semana antes de que sucediera, y le pregunté si pasaría a consulta y me dijo que no, la semana que viene. Este paciente llevaba años sintiéndose mal, creo que llegó muy tarde a nosotros. Planeó todo y lo hizo”.

Antonella no escogería otra carrera: “Saber que ayudas, aunque sea un poquito, a alguien es un lujo”. La conversación es por Zoom. Nos separa una pantalla, kilómetros de distancia y nunca nos hemos tomado juntas un café, pero la también psicoterapeuta tiene el poder de transmitir esperanza, con las palabras justas y la sonrisa completa.

En el Día Mundial de la Lucha Contra la , Galli considera que es un buen momento para mirarnos por dentro y engreírse, o identificar si necesitamos apoyo.

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Este 2020 se ha hablado más que nunca de la depresión, y supongo que en 2021 continuará así.

A nivel mundial, y en Perú hemos tenido un año difícil. La terapia y la psicología conductual señalan que la depresión es causada por una pérdida reforzadora y en 2020 hemos perdido la vinculación cercana con las personas, trabajos, negocios. Los jóvenes, esa capacidad de estar juntos en un concierto, de desfogarse cantando o de ir al estadio. Muchos han perdido gente muy querida, como hermanos, padres, hijos. Eso genera un vacío. Las personas se han convertido hoy en máquinas de trabajo. Antes podías ir a un café con una amiga y hablar largo, o ir al colegio y ver a tus amigos. Hoy todo cambió. La depresión se ha dado y se seguirá dando porque es demasiado lo que nos ha tocado vivir.

Todos los abrazos que hemos dejado de dar, por ejemplo.

Así es. El aislamiento ha hecho que perdamos el contacto físico, algo que muchos necesitan. En diciembre y en enero he visto más casos de depresión luego de tanto estrés crónico y de pérdida. Las personas hoy no tienen hora de almuerzo, trabajan muchas más horas, han sido profesores del colegio de sus hijos y han tenido que aprender. Muchos han terminado agotados y deprimidos, y eso lo estamos viendo ahora más.



“¿Lo primero que le digo a un paciente? Está bien, te sientes así, y voy a ayudarte a superar esto. Es importante el vínculo, la confianza, y el ritmo”.

¿Cómo identificar un cuadro de depresión?

Es una inflamación del cerebro que tiene determinados síntomas: más de dos semanas de sentirte fatigado, no tienes ganas de hacer nada, quieres estar metido en la cama, tienes una pérdida del placer por las cosas, y tu estado de ánimo decae, y además tienes problemas de sueño o te despiertas en la madrugada, y cambian tus hábitos alimenticios (se te quitan las ganas de comer o aumenten las ganas). A todo ello se suman los pensamientos negativos hacia uno mismo, hacia los demás y sobre el futuro. Cuando tienes ideas de desaparecer, debes hablarlo y pedir ayuda profesional porque tu vida está en riesgo. Es un riesgo alto, real.

Es posible que tengas una depresión a los 20 años de edad, y luego regrese a los 30 o los 40, y al final nunca se vaya.

Sí. Hay personas que por estrés son más susceptibles de caer en depresión, pero hay maneras de tratar de prevenir. La depresión no es buena o mala, es algo que te dice “ocúpate de ti, necesitas ayuda”. Es importante retomar actividades que te hacen feliz, como la bicicleta. La vida es un pedaleo. A veces se para, pero hay que seguir. Si necesitas terapia, lleva terapia. La falta de voluntad te hace a veces no continuar con el tratamiento, por lo que es importante un grupo de apoyo, alguien de la familia que te acompañe, y hacer más actividades.

¿Es posible tener depresión y de pronto vivir momentos de felicidad?

No hay emociones negativas o positivas, hay solo emociones. Puedo estar deprimida y por ahí tener un chispazo de alegría. Las emociones son como la danza en la vida, vamos de un paso a otro, bailamos con ellas, nos movemos. La depresión es un estadío, y no una forma de vida. Se puede superar.

Llevó un curso en Harvard University sobre las consecuencias del . ¿Cuáles fueron algunas de las conclusiones?

Que se vería más depresión y ansiedad, que tenían para larga data por las pérdidas que había tenido. Algo bueno del peruano es esa capacidad de reinventarse de la nada, que es enfocarse para salir del mal momento. Hice una encuesta a más de 150 personas durante la cuarentena y me sorprendió que la mayoría estaba muy positiva en salir adelante.

¿Es posible salir de la depresión?

Con adecuado tratamiento, sí. Un gran porcentaje de personas no se da cuenta de que está deprimida, simplemente dice ‘no tengo ganas de nada, estoy irritable, no puedo dormir’. Es importante pedir ayuda. En el fondo uno ama la vida, y deja señales de su tristeza de diversas maneras porque espera que un ángel lo socorra y lo saque de todo eso.“La vida es un pedaleo. Te detienes, y vuelves a pedalear porque en el fondo amamos la vida y queremos ayuda”



“La vida es un pedaleo. Te detienes, y vuelves a pedalear porque en el fondo amamos la vida y queremos ayuda”

"La depresión es un estadío, y no una forma  de vida. Se puede superar", sostiene.
"La depresión es un estadío, y no una forma de vida. Se puede superar", sostiene.

Incluso, se puede salir de la depresión crónica.

Es la que dura más de dos años, se llama distimia. Pasa cuando te acostumbras a vivir sin energía, como un ente. Te levantas, cumples tu trabajo y te duermes, no existe esa voluntad de disfrutar de la vida. Pero con terapia se puede salir de ese estado. Hay que aumentar la actividad motivadora, y en algunos casos recurrir al apoyo psiquiátrico. La depresión moderada es cuando te cuesta levantarte de la cama, y rendir en el trabajo o en los estudios. Se debe pedir ayuda.

AUTOFICHA:

- “Me gusta escribir poesía, hacer ejercicios y mindfulness. Soy magíster en Psicología Clínica y de la Salud de la U. Ricardo Palma. Estudié Psicología en la . Estoy casada y soy mamá de dos niños, de 5 y 7. Pésima para la cocina, y me distraigo con facilidad”.

- “Hice un posgrado en Bienestar Mental para Profesionales de la Salud sobre el COVID-19 en la Escuela de Medicina de Harvard y trabajo como psicoterapeuta cognitivo conductual en la clínica Ricardo Palma. Tengo un posgrado en Medicina Mente Cuerpo en la Universidad de Harvard”.

- “Mi primer cuadro de depresión fue cuando postulé al bachillerato internacional en una universidad para estudiar Psicología y jalé el curso más importante, que era literatura. Me puse muy nerviosa en la evaluación y para mí fue devastador no alcanzar algo que había planeado tanto”.

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