Álvaro Balvín Benavides se formó en Berklee College of Music y ahora compone para Netflix.
Álvaro Balvín Benavides se formó en Berklee College of Music y ahora compone para Netflix.

Un amigo de su hermano mayor dejó una guitarra acústica en casa. Con la curiosidad de los 8 años, Álvaro se acercó al instrumento, como explorando un mundo nuevo. Agarró la guitarra y empezó a indagar en sus posibilidades. Mientras sus amigos jugaban, él prefería el silencio, la introspección, tal vez conectado con el instrumento que descubría, con la aventura que empezaba. Luego vinieron las clases particulares, la banda del colegio y su creciente interés por la . “Desde pequeño tuve esa curiosidad por querer mejorar y hacer cosas más grandes”, me dice por teléfono desde Los Ángeles.

Luego de formarse en la afamada Berklee College of Music, ha grabado en los estudios de Warner dirigiendo a una orquesta compuesta por 65 músicos. También ha grabado en el icónico estudio Capitol. Y ahora llega a , donde fue parte del equipo que compuso la música para Street Food Latinoamérica, nueva serie que incluye a varios cocineros peruanos al ritmo de festejo, zamacueca, panalivio y vals, versionados con elementos electrónicos y música sinfónica. Un combinado con sabor propio.

Álvaro regresaba a su casa en ómnibus. En el camino, en los parlantes del bus, se imponían la cumbia, la salsa y la . Geografías sonoras que fueron definiendo su identidad como compositor. “Lo que has vivido en tu infancia define quien eres”, asegura mientras recuerda aquellos viajes como escolar por todo Javier Prado.

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-¿Por qué migraste a EE.UU.?

A una temprana edad, yo ya tenía claro que quería dedicarme a la música. Desde tercero de secundaria empecé a investigar cómo hacerlo y todas mis opciones eran en el extranjero. Era el 2003 y la única oportunidad en Lima era el Conservatorio; entonces, mientras estaba en el colegio me metí al Conservatorio, pero mi experiencia no fue gratificante porque era una época de huelgas y cada vez que teníamos clases, la huelga pasaba y no podíamos hacer nada. Así busqué una beca para ingresar a Berklee College of Music. Así pasó, acabé y volví a Lima.

-¿Tus padres no desearon que seas administrador como ellos?

Mi mamá siempre me apoyó desde el comienzo. Me dijo: “Si quieres dedicarte a esto, tienes que estudiar un montón”. Cuando ya estaba en cuarto de secundaria, me dijo: “Me tienes que demostrar que eres bueno para yo estar segura de que lo puedes hacer”. ¿Cómo le iba a demostrar a mi mamá que era bueno? No le iba a tocar una canción (risas). Entonces, me metí a concursos, toqué en vivo en lugares con mi banda, moviéndome por mi cuenta. Cada vez que había un concurso, mi mamá iba al jurado y le preguntaba: “¿Crees que mi hijo tiene el suficiente talento para dedicarse a la música?”. El jurado le decía que me deje fluir. Y poco a poco se fue dando cuenta de que había algo de talento, pero sobre todo que estaba mi disciplina de siempre estudiar, practicar, de ser responsable, que hasta ahora tengo.

-Lo que, finalmente, te ha llevado a Warner, Capitol y ahora componiendo para Netflix.

Ha sido un camino larguísimo. Después de estudiar en Berklee, volví a Lima y fui profesor de la UPC. Enseñé seis años. Cualquier músico en algún momento de su vida debe enseñar.

-¿Por qué volviste a EE.UU.?

Siempre he amado hacer música para películas, documentales, series. Y las oportunidades en Lima en ese campo no eran muchas. Postulé a una maestría en Los Ángeles e ingresé. La financié con préstamos y becas. Y por eso volví a EE.UU. y me quedé.

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-¿Cómo se dio tu participación en Street Food Latinoamérica?

Street Food entraba en su segunda temporada. La primera fue de Asia y ahora es Latinoamérica. El compositor responsable del capítulo de Perú se llama Tyler Strickland y yo había trabajado con él en un proyecto anterior sobre Dubái. Empezó la pandemia y, a raíz de que cerraron las fronteras, pensé: “¿Cómo regreso ahora a Lima?”. Una semana estuve asustado. Pasó esa semana y Tyler me llamó por teléfono para proponerme el proyecto. En una se me fue toda la preocupación que tuve y dije ‘esto lo tengo que hacer sí o sí’. Fue un mes de bastante trabajo, componiendo, reescribiendo, cambiando. Se trataba de mi país y quería dar mi 110%. Me quedaba hasta tarde, sábados, domingos, amanecidas. Es un logro increíble, sé que me falta un montón, porque no se trata de llegar a Netflix y paro ahí, quiero seguir creciendo.

-¿Tener el bagaje de la diversidad de la música peruana y su riqueza en sí misma te otorgan cierta ventaja a la hora de componer, de crear?

Totalmente. Lo he conversado bastante con compositores de mucha trayectoria y siempre llegamos a la misma conclusión: tengo que explotar lo que me hace único y lo que me hace único es ser peruano y dominar los ritmos peruanos. La música peruana me ayudó a desarrollar musicalmente un montón de técnicas de composición que otros de mis amigos no las entienden. Uno de mis mejores amigos es de Bélgica, un pianista clásico, toca muy bien y su música es hermosa, pero le pongo un festejo y le cuesta mucho encontrarse en esa música.

-¿Detrás del placer por hacer música para filmes, se esconde un potencial cineasta?

En algún momento me gustaría hacer un documental sobre la naturaleza en el Perú, de ocho capítulos, cada uno de una hora, pero a un nivel alto. Seguro lo haré cuando tenga 50, 60 años.

-La música también narra. Y si no, miremos lo que hizo Ennio Morricone.

Ennio es una de mis influencias más grandes. El primer tema que escuché de él fue “El oboe de Gabriel” y me quedé impactado, cómo una melodía puede ser tan hermosa. Siempre he sido bien tímido, no hablo mucho; entonces, yo me comunico musicalmente, es el lenguaje que más domino y sin necesidad de una lírica.

-La música no es un adorno, es parte de la narración.

Si ves el episodio de Perú en Street Food sin música, te apagas.

-¿Volverás al Perú?

Quiero ir al Perú para hacer patria.

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AUTOFICHA:

- “Soy Álvaro Augusto Balvín Benavides. Tengo 31 años. Nací en Lima. Acabé el colegio y me fui a Berklee, donde estudié cuatro años. Mi especialidad fue de música de cine. En 2011 volví a Lima y en 2012 empecé a enseñar en la UPC. En 2018 regresé a Los Ángeles a hacer mi maestría en música de cine”.

- “Dedico bastante tiempo a escuchar y estudiar la música de las últimas películas que salen. Recomiendo que escuchen a John Williams. Y hablando de música cinemática moderna, están nombres como Hans Zimmer y Thomas Newman”.

- “Se viene la musicalización de otro proyecto para una serie de Netflix, pero aún no puedo dar más detalles. Acabo de terminar una serie de documentales, uno sobre la deforestación ilegal en Ecuador y otro acerca de una ONG que trata de llevar paneles solares a poblaciones vulnerables en África”.

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