Cuando todo es noticia en la opinión pública de cualquier grupo humano, grande o pequeño, se genera un efecto inverso en donde el umbral de “lo noticioso” incrementa considerablemente. Esto genera que a un ser humano, receptor de información, se le tenga que someter a formas más intensas y efectistas para que en este se genere algún tipo de reacción, ya sea indignación, odio, cólera u otras emociones u objetivos de recordación.