Dos casos con características similares en cuanto a la forma como respondieron a sus respectivas crisis me han llamado particularmente la atención. El primero, un incidente sucedido en el Colegio Santa María Marianistas, del cual soy exalumno. Un niño de 11 años fue agredido por un grupo de 3 chicos mayores (al niño jamás le rompieron las costillas, fue al día siguiente a clases). Lo que pudo ser rápidamente frenado, con una cara humana (el director) fue reemplazado por dos nefastos comunicados.

Al mismo tiempo, exalumnos y padres de familia, cual sociedad secreta, en vez de exigirle al director de la institución que esclarezca los hechos, minimizaron el hecho y censuraban a cualquier exalumno con posiciones críticas. Lo que fue un hecho violento que pudo pasar en cualquier colegio, escaló rápida e innecesariamente.

El segundo caso es más reciente y tiene a Cineplanet y su famosa advertencia: “Esta película podría tener escenas que contienen ideología de género”. Cabe resaltar que la llamada “ideología de género” es una delusión compartida por un cúmulo de grupos conservadores que nunca entenderán que el género es una construcción de la identidad de la persona, ajena a las características sexuales biológicas con las que nació.

Otro frío comunicado fue usado por Cineplanet, retiró la advertencia y minimizó el hecho a la mala praxis de uno de sus trabajadores, cuando de por medio existían miles de personas hartas de esta Lima y este Perú que conserva aún un odio e intransigencia que pareciera nunca terminará. Igual que en el caso pasado, un breve comunicado encendió más la indignación.

Los comunicados no sirven para situaciones en las que de por medio existen situaciones que tratan de seres humanos vulnerados. Son fríos, impersonales, cuando de lo que se trata es de resolver con una cara humana aquello que generó algún inhumano.

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