Pedro Castillo en Chota, Cajamarca. (Foto: EFE/Stringer)
Pedro Castillo en Chota, Cajamarca. (Foto: EFE/Stringer)

Las guerras de este gobierno no están en los grandes medios de comunicación masiva, sino en espacios previamente identificados que tienen en común la capacidad de llegar –sea cual sea la estrategia– a bolsos grandes de ciudadanos fuera del “mainstream media”, y en algunos casos, a determinados actores de mayor poder usando medios de comunicación poco masivos, pero quirúrgicos.

Muchas radios regionales y locales (estratégicamente seleccionadas) también cumplieron (y cumplen) con la difusión continua de propaganda, cuyos mensajes se adecuan al contexto político y económico vigente. Mensajes diseñados para mantener la adhesión a un régimen que viene jugando a “guerra de guerrillas” a nivel de comunicación política y masiva.

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Previo al triunfo de Castillo, más de 90 grupos de Perú Libre fueron detectados en Facebook. Grupos que tenían como base espacios territoriales estratégicos, con grandes cantidades de seguidores. ¿Por qué lo hicieron? Porque saben que, en muchas localidades y regiones, la radio y los grupos de Facebook son los medios de comunicación más poderosos para generar opinión. La mayoría de estos espacios permanecen activos. En Twitter es también notoria la instauración de “Spaces” (salas de conversación abiertas cuasi permanentemente) y miles de miles de “trolls” progobierno.

La operatividad comunicacional política progobierno más visible está en la generación de titulares u opiniones en medios muy poco masivos, pero que cumplen con llegar a quienes ellos quieren llegar. Para ello, buscan aliados políticos u oportunistas con objetivos en común, y cualquier tema que genere polarización: obras de infraestructura privadas y estatales, xenofobia, AFPs, etc.

Y todo esto lo hacen usando las desgracias de aquellos olvidados históricamente por el Estado.

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Jaime Saavedra