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Edward Málaga-Trillo, científico: “La vacuna es la mejor herramienta para controlar una pandemia”

Biólogo Edward Málaga-Trillo. Lo entrevistamos.

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Fecha Actualización
Es científico, pero el destino es una posibilidad. Vivió 23 años fuera del Perú, 21 de ellos en Alemania, donde fue jefe de laboratorio y docente en una universidad de élite. No había razones para volver. Pero hace cinco años lo hizo, pese a los costos. Dejar atrás un nivel elevado, ganar cuatro veces menos, llegar a un entorno que no favorece a la ciencia, en un medio sin infraestructura. “Con gobiernos anticiencia”, remata.
El biólogo Edward Málaga-Trillo hoy es catedrático de la Universidad Cayetano Heredia, dirige el laboratorio de Neurobiología del Desarrollo, es presidente de la Red Latinoamericana de Peces Cebra y acaba de ser nombrado embajador científico del Servicio Alemán de Intercambio Académico. Es parte de un equipo que desarrolla pruebas moleculares rápidas que ayudarán a detectar a tiempo los contagios por COVID-19. La pandemia le otorgó esa razón de ser que buscó al volver a su país. Otra vez la palabra destino.
-Parece que nos hemos olvidado de la pandemia.
La inestabilidad política, el tema de la vacancia y las marchas han significado una pausa, un momento en el cual hemos descuidado la pandemia. Habría que ver en dónde nos quedamos. Pese a la reactivación y reapertura de los vuelos, aún no estamos en un repunte de segunda ola.
-¿Tendremos segunda ola?
Muchos especialistas dicen que dado que cada país es distinto y que nosotros nos expusimos mucho más, no es probable que tengamos una segunda ola. Es el análisis de quienes trabajan con números. Me gusta pensar un poco más allá de los números y recordar que el virus es una entidad biológica, que el virus puede mutar, que el virus causa efectos distintos en diferentes personas, que el sistema inmune tiene diferentes tipos de respuesta, que hay secuelas, que hay reinfecciones. Hay muchos aspectos biológicos que están fuera de nuestro control y que no se ven reflejados en los números. Los números te permiten ver hacia atrás, pero no hacia adelante. En este momento, según los números, parecería que si llega una segunda ola, será muy tenue. ¿Pero qué pasa si muta? ¿Qué pasa si hay más reinfecciones? En el Perú no hemos hecho absolutamente nada en cuanto estudiar la tasa de reinfección, la evolución del virus. ¿Cuántas veces se ha enfermado una persona? No hay información sobre eso. No sabemos si esa parte impredecible del virus nos puede jugar una mala pasada.
-¿En otros países cómo han manejado las reinfecciones?
Es un tema que no está suficientemente estudiado. Entonces, cuando no sabes algo, previenes. De que se dará un rebrote, se va a dar, porque tenemos suficientes personas que todavía no se han infectado. La pregunta es cuál será la intensidad. Quien entre ahora al Minsa, por favor, tiene que dejar esa estrategia basada solamente en atención médica; tiene que prestar atención a los estudios científicos. Lo que venimos reclamando en la comunidad científica es que se haga una estrategia de inteligencia basada en el testeo molecular para tener la data no de los muertos sino de los contagios. No es ciencia contar muertos. Hay que saber de dónde se mueve el virus. Los asintomáticos escapan a las estadísticas y necesitamos ubicarlos para evitar que contagien. Hasta ahora no hay esa estrategia que nos permita reducir el contagio. De cara al verano se reactivarán muchas cosas más. Viene el tema electoral. Yo tomaría las cosas con mucha cautela.
-¿Qué tipo de pruebas necesitamos para identificar a tiempo dónde están los contagios?
Necesitamos pruebas moleculares que se puedan aplicar de la manera más masiva posible. Nuestra estrategia actual ha sido implementar centros avanzados de diagnóstico molecular, que cuestan mucho y que reducen y centralizan la intervención, en vez de diseminar la posibilidad del análisis molecular. Cuando hablo de pruebas moleculares masivas, hablo de dos tipos: una es la prueba de antígeno y la otra es la prueba molecular rápida. Esta última estamos trabajando y esperamos por fin sacarla.
-¿De qué depende?
Hemos hecho el prototipo, la primera validación. Luego viene la prueba de campo y es la que nos falta. Es muy cara, estamos hablando de US$200 mil. Son dos retos: conseguir el dinero y las muestras. El dinero se ha solucionado. Hemos obtenido donaciones importantes de la Sociedad Nacional de Minería, de la Sociedad Nacional de Pesquería. También una donación del Banco Pichincha. Y financiación de Concytec. Ahora nos faltan las muestras, que las obtendremos a partir de un convenio con Essalud. Pero el clima de inestabilidad política tiene un efecto directo sobre la capacidad de terminar nuestro proyecto, porque dependemos de las instituciones del Estado. Esperamos poder iniciar la validación de aquí a unas dos semanas. Yo espero que antes de Navidad se empiece a usar este tipo de pruebas. Pero es una expectativa cauta.
-¿Eso implica que el Perú tendría pruebas moleculares rápidas a bajo costo y masivas?
Sí, que se puedan usar independientemente de que si tienes un súper laboratorio o no. Permitiría llegar a regiones, centros poblados, en la selva, en las alturas. Además que esta prueba usa saliva, que es más práctico.
-Se dice que tenemos vacunas al 95%. ¿Cuál es el panorama real con las vacunas?
Siempre he aconsejado tener un entusiasmo cauto, porque una vacuna normalmente se produce en 10 años o más. En este caso, los resultados son alentadores. Pero ojo, hay dos motivos para ser cautos: esos números son en condiciones ideales; por otro lado, los anuncios son comunicados de prensa de las empresas, se juega mucho con esos comunicados, porque un comunicado de prensa positivo te sube las acciones, te mueve el mercado. Si todo lo que dicen está bien, tendríamos a principio de año, probablemente, una o dos vacunas comprobadas. Pero que eso se distribuya en cada país con los números necesarios, es otro momento. Tomará meses, entre que lleguen diferentes lotes y se apliquen.
-¿Qué decirle a quienes están en contra de las vacunas?
De alguna manera, este debate implica la libertad individual, que también debe ser respetada. Sin embargo, desde los puntos de vista de la salud pública y científico, las vacunas son el mejor medicamento para evitar infecciones; eso está demostrado; y es la mejor herramienta que la ciencia y la medicina ofrecen para controlar una pandemia. El significado de la vacuna ya no es solo un principio de libertad individual, porque esa libertad individual le puede estar costando la vida a diez o veinte personas. Mi opinión es que se debe priorizar el bien común. No te digo que hacerla obligatoria, pero por lo menos hacer una fuerte campaña de comunicación y alentar a las personas a vacunarse.
-¿Y qué decirle a los negacionistas del virus?
¿Cuántos de los negacionistas o antivacunas tienen evidencias científicas? Tenemos que difundir el uso de la ciencia, explicar los resultados de la ciencia. Y hay que hacer un mea culpa: muchos científicos tienen problemas en salir a los medios, prefieren quedarse en su laboratorio. Se requiere que la gente se informe directamente de la fuente.
-Vivir una pandemia es el momento ideal para un biólogo, por cruel que parezca.
Es el momento de la ciencia. Y te hace pensar en cosas como el destino, que no es nada científico (risas). Mi vida en lo científico estaba allanada en Alemania, podía quedarme el resto de mi vida. Pero sentía que tenía que entregar algo más. Es una búsqueda que se convierte en una lucha por demostrar que se puede y que si lo logro, ayudaré a nuevas generaciones, demostraré que la ciencia es importante. Por primera vez desde que retorné, siento que mi retorno tiene un sentido, que le sirve al país. Pienso que estoy logrando algo.
-Y pensar que, en tu faceta como músico, reemplazaste a Christian Meier en una gira de Arena Hash, y pudiste quedarte en la música.
Imagínate, cómo da vueltas el mundo.
-El azar existe.
(Risas). Por más que me duela aceptarlo. Mira, diría que existe el sentido de la vida y hay que saber encontrarlo.
AUTOFICHA:
- “Soy Edward Málaga-Trillo. Tengo 51 años. Nací en Lima. Estudié en el colegio María Reina. Estudié Biología y Medicina en la U. Cayetano Heredia. Me formé con estudios de doctorado en la Universidad de Miami, y en el Instituto Max Planck para la Biología en Alemania”.
- “Soy biólogo, pero me dedico a estudiar el cerebro, a buscar medicamentos para combatir males degenerativos como el Alzheimer o el Parkinson. Pero saqué mi doctorado en Microbiología e inmunología; estoy formado en temas que tienen que ver con virus, bacterias”.
- “Desde hace una semana soy embajador científico del Servicio Alemán de Intercambio Académico. La guitarra siempre la toco, tengo mi casa llena de instrumentos y es muchas veces lo que me devuelve la tranquilidad. Siempre están los Rolling Stones, que son mi banda de culto; y siempre el blues”.
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