“Debemos encontrar el mecanismo para que los que ingresan al sector educación sean los más capaces, que gocen de autonomía administrativa y económica”.  Fotos: Julio Reaño/@Photo.gec
“Debemos encontrar el mecanismo para que los que ingresan al sector educación sean los más capaces, que gocen de autonomía administrativa y económica”. Fotos: Julio Reaño/@Photo.gec

Hace unas pocas semanas titulé mi columna “Una nueva gestión en educación, con poco horizonte de tiempo” en referencia a que la nueva ministra Patricia Correa tendría un horizonte de tiempo corto debido al anuncio del adelanto de elecciones. Comprenderán que mi sorpresa fue mayor cuando me enteré de la renuncia de la ministra a los pocos días de asumir el mando.

La inestabilidad en el Ministerio de Educación y ausencia de necesarias reformas están causando un grave daño al país que muchos no están viendo. La mayor parte de los problemas que hoy tenemos, incluida la conflictividad social, son producto de muchos años de deficiente educación y formación de nuestros alumnos.

La corrupción, la informalidad, la delincuencia, la protesta violenta y la falta de sentido del bien común, entre otras, son el reflejo de ese deterioro en la formación de nuestros estudiantes que, al terminar sus estudios, y mal preparados para enfrentar al mundo, entran en el terreno de la frustración y crecen en un ambiente de pocas oportunidades por su falta de preparación.

Si no somos capaces de mejorar significativamente nuestro sistema educativo, no podremos salir de este círculo perverso. Esto no lo vamos a conseguir si no le damos autonomía y estabilidad al Ministerio de Educación. En los últimos 10 años hemos tenido 12 ministros de educación y en los últimos cinco años han sido nueve ministros. ¿Creen ustedes, amigos lectores, que se puede hacer planes de largo plazo con estos niveles de rotación en el ministerio? Tenemos también un problema de gestión en el sector educación, no solo es cuestión de presupuesto, tan solo veamos la cantidad de dinero que año a año devuelve el ministerio por falta de ejecución.

Debemos encontrar una fórmula para alejar al Minedu de los avatares políticos y así evitar la alta rotación de sus ministros y funcionarios. Por otro lado, debemos encontrar el mecanismo para que los que ingresan al sector educación sean los más capaces, que gocen de autonomía administrativa y económica, y que tengan por lo menos periodos de seis años para su gestión, claro está, con los controles correspondientes. Necesitamos autonomía, meritocracia y estabilidad en el sector para así desarrollar una tecnocracia sólida y una buena gestión como la que tiene nuestro Banco Central de Reserva.

No debemos ideologizar ni politizar la educación. De una vez por todas debemos poner al estudiante en el centro de todas las decisiones, sin presiones políticas y optar por lo que es mejor para ellos, caso contrario seguiremos dando tumbos como hasta hoy.


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