“Urge entonces transitar hacia una escuela que priorice la presencialidad sobre la base de la evidencia y la experiencia internacional para no afectar el aprendizaje que tanto buscamos recuperar”.
“Urge entonces transitar hacia una escuela que priorice la presencialidad sobre la base de la evidencia y la experiencia internacional para no afectar el aprendizaje que tanto buscamos recuperar”.

La pandemia ha generado más de una encrucijada que enfrenta las urgencias de salud con las de educación. ¿Cómo priorizar acciones cuando se tienen dos pilares tan importantes para el país? La evidencia debe ser la guía. Así como permitió la transición del temor a la confianza cuando se discutía el retorno a la presencialidad, hoy indica que el camino a seguir es el de la flexibilización de normas y protocolos sanitarios en las escuelas. Las cifras sobre desempeño escolar nos colocan ya en una histórica crisis de aprendizaje.

Es importante revisar la normativa para flexibilizar el uso de mascarillas y afinar la respuesta frente a casos positivos, evitando así el cierre frecuente de aulas. En Colombia, por ejemplo, se ha optado por una eliminación progresiva de su uso donde la vacunación haya alcanzado al 70% de habitantes. En el Reino Unido y Austria, se ha eliminado su obligatoriedad en las escuelas; la misma OMS señala que no es recomendable utilizarlas durante las actividades deportivas escolares. Se ha alertado también su impacto negativo en el desarrollo del habla en los más pequeños; sin embargo, los protocolos actuales obligan a los alumnos de educación inicial a usarlas.

Por otro lado, en la Comunidad de Madrid se ha dispuesto que el cierre de aulas solo proceda a partir de tres casos positivos.

Urge entonces transitar hacia una escuela que priorice la presencialidad sobre la base de la evidencia y la experiencia internacional para no afectar el aprendizaje que tanto buscamos recuperar.


TAGS RELACIONADOS