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Cómo perder una elección ganada...

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Fecha Actualización
Desde el alucinante Mario Vargas Llosa en 1990 que no veía a un candidato perder una elección ganada como Hernando de Soto en esta última. Se me dirá que también pasó con Keiko el año 2016, pero el cargamontón mediático que ella tuvo fue impresionante; hasta Cuarto Poder le sacó, junto a un charlatán coleguita colombiano, una historia sin pruebas –hasta ahora– de unos grifos que terminó dañándola mucho.
Con estos rivales y sus capacidades, De Soto debió haber por lo menos pasado cómodamente a la segunda vuelta. Más bien, lo increíble es que haya quedado cuarto después de haber protagonizado una de las PEORES campañas que he visto. Willax le regaló un espacio de TV y lo desperdició. Convocó a un radical como Terry, que no aportaba más que suspicacias, y puso de jefe de campaña a un señor muy veterano y demasiado cercano a los brasileños. No se le entendía: no tenía ideas fuerza, hablaba de cosas de los 90 y era muy confuso. Nunca tuvo una estrategia de campaña ni la dirigió profesionalmente. Pensó que le iban a ungir en lugar de elegir y recién se desperezó a poco tiempo de la elección.
¡Peor no pudo manejar el tema de su vacunación! Casi no utilizó candidatos suyos muy valiosos (Williams, Tudela, Miyashiro). Fue muy blanco frivolón en varias entrevistas. Puso una vicepresidenta anónima. Y Chibolín de gurú... ¡Ni Vargas Llosa pudo haberlo hecho peor! Qué decepción…
PD: Ya esa eterna plañidera gemebunda de Renato Cisneros y el comunista del caricaturista Carlín salieron con esa dibujada falacia urbana de los ricos, los pobres y el muro para explicar a Castillo. Revisen los resultados en los barrios populares de Lima: barrió la derecha en todos. Como en todas las ciudades más pobladas, menos la andinizada Arequipa. Lo de Castillo es básicamente fruto de ese tan acomplejado mindset andino. Ya pasó antes con Hugo Blanco (FOCEP 1977) y Humala.
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