Frankenstein. Me cuesta llamarte así porque ese nunca fue tu nombre. Víctor Frankenstein fue el médico que te creó. Por eso eres conocido por su apellido, a pesar de que él solo tuvo sentimientos de miedo y odio hacia ti. En cuanto recibiste el soplo de vida, el muy cobarde huyó del susto. No soportó ver el gesto de tu rostro arrugado y amarillento, ni tus dientes blanquísimos cubiertos por dos labios grises, ni las greñas negras y largas que él mismo te sembró en la cabeza. ¿Qué culpa tenías tú de tener un diseñador tan torpe?