Máximo Aníbal Rodríguez Soriano: guía del cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Máximo Aníbal Rodríguez Soriano: guía del cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

Son las 6:45 de la tarde y Máximo Aníbal Rodríguez Soriano se encuentra en la sala esperando a los visitantes con entusiasmo. Faltan solo unos días para Halloween y la afluencia de público se incrementa en docenas. Todos quieren conocer las historias oscuras que guarda el , el cementerio más antiguo del Perú.

Nutridos grupos llegan a cada minuto. Algunos están formados por argentinos, que maravillados por los diversos mitos se aventuraron a llegar hasta el jirón Áncash, en Barrios Altos, en una excursión poco común para extranjeros. A pocos metros, están unos 30 escolares ansiosos por encontrar fantasmas. Piden que ya se inicie el tour.

Máximo Aníbal Rodríguez Soriano: guía del cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Máximo Aníbal Rodríguez Soriano: guía del cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

Mientras tanto, unas diez personas disfrazadas se apresuran por comprar las entradas. Aníbal sabe que en esta época del año todos van por lo mismo: escuchar (y en el mejor de los casos, ver) algo paranormal.

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Los grupos se dividen y con nosotras va Aníbal. Partimos a las 7:15 de la noche y mientras bajamos la escalera que nos lleva a las 22 hectáreas de tumbas, dice que tengamos cuidado para no caer. Estamos sobre el pabellón de los niños.

Primera parada. Aníbal pide que tengamos el mayor respeto por los muertos. Explica que ha visto que quienes se van burlando, a veces se tropiezan y sufren accidentes. Según él, son las almas de los pequeños que les jalan las piernas en los escalones pues no quieren ser molestados.

Vista desde los escalones paralelos al pabellón de los niños. (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Vista desde los escalones paralelos al pabellón de los niños. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

El amo de la oscuridad

Aníbal, de 44 años, cuenta nunca se imaginó estar aquí. Desde hace muchos años trabaja en el museo de Puruchuco en Ate y lleva unos siete años realizando el servicio de guiado en este camposanto. ¿Cómo es pasar las noche entre más de 235 mil muertos? ¿El miedo se apodera de él a veces? Dice que siente feliz de poder contar un poco de la historia que alberga este patrimonio. ¿Asustado? No. “Solo tuve miedo cuando empecé. Después de la primera semana fueron pasando los temores y aunque a veces siento cosas extrañas, trato de no hacerles caso”, afirma.

Máximo Aníbal Rodríguez Soriano durante un recorrido en el Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Máximo Aníbal Rodríguez Soriano durante un recorrido en el Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

Continuamos el recorrido y llegamos al pabellón de los suicidas. Antes de entrar cuenta que aquí le pasó algo que aterrorizaría a cualquiera.

“Una vez iban a proyectar aquí una película sobre la guerra del Pacífico en la noche, así que traje a mi sobrino para que la viera, pero se demoró más de una hora en empezar y él debía irse a las 9:30, así que tuvimos que salir a la mitad del filme. Cuando nos estábamos yendo, pasamos por este pabellón y le conté algunas historias. De la nada, comenzaron a silbar. Le dije a mi sobrino que no hiciera caso y seguimos avanzando, pero los silbidos nos seguían y eran más fuertes. No había nadie. A los pocos minutos, empezaron a tirarnos piedritas chicas desde lo alto. Salimos y a medida que caminábamos las piedras eran un poco más grandes, hasta que llegamos a la sala de espera y lo embarqué y yo me fui a mi casa”, narró ante el escepticismo de algunos y el miedo de otros.

Vista del pabellón del cementerio Presbítero Maestro. A pocos minutos de haber iniciado el recorrido.  (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Vista del pabellón del cementerio Presbítero Maestro. A pocos minutos de haber iniciado el recorrido. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

A medida que pasamos por esta zona cargada de energía pesada, narra la historia de un barbero que mataba a sus clientes sin familia y escondía sus cuerpos hasta que fue descubierto por la Policía y se suicidó con la misma cuchilla con la que asesinó a decenas de personas.

También cuenta sobre los denominados ‘Romeo y Julieta peruanos’. Dos primos que al ver que su familia rechazada e impedía su amor, se suicidaron bebiendo un potente veneno. Y cómo no hablar sobre el boticario celópata que asesinó a su prometida porque le molestaba que fuera amable con sus clientes.

Continuamos con el recorrido y Aníbal comparte con nosotros un suceso extraño. “Una vez estaba guiando y una señora me pidió que le tomara una foto con mi celular porque se le había acabado la batería. Se la tomé y al acabar el tour se la envié. Al día siguiente me escribió y me preguntó: ‘¿Has visto lo que me acabas de mandar?’. Yo me asusté y al entrar a ver la foto, me di con la sorpresa de que habían dos sombras negras al fondo, nunca me había pasado”, refirió. Luego, mostró la foto y hasta los más incrédulos se mostraron preocupados.

Dos sombras miran desde el fondo. (Foto: Aníbal Rodríguez)
Dos sombras miran desde el fondo. (Foto: Aníbal Rodríguez)

Seguimos avanzando y llegamos a la calle de la muerte, que tiene esculturas hermosas. “Algunas son traídas de Italia, otras fueron hechas por escultores peruanos. Hace un tiempo se reveló que algunos mausoleos actualmente cuestan 10 millones de soles”, sostiene.

Con gran pesar, prosigue: “Sin embargo, muchas obras de arte se han perdido extrañamente”, dice en referencia al robo de estas piezas. Los delincuentes ingresan y no solo cargan con enormes ángeles de mármol, también se llevan rejas de cobre, fotos de niños muertos y todo lo que puedan ofrecer en el mercado negro.

“Algunos también ingresan después de las 10 de la noche con fines no tan decentes. Hacen sus rituales de brujería y hechicería. Ellos saben en qué tumbas hacer sus rituales. No lo hacen en cualquier lugar”, relata.

“A veces veo que dejan sus velas negras prendidas, sacrifican animales, echan sangre, dejan sus pagos. He visto muñecos, ataúdes en miniatura. A veces lo limpian, pero a veces no. Yo no toco nada porque ese mal que está reservado a una persona puede llegar a mí”, expresa.

Máximo Aníbal Rodríguez Soriano: guía del cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Máximo Aníbal Rodríguez Soriano: guía del cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

LAS ALMAS LO ACOMPAÑAN

Llegamos al pabellón de los niños y Aníbal cuenta la historia de Ricardito, un pequeño al que le atribuyen milagros y que recibe regalos, dulces y placas en agradecimiento. También muestra los nichos de dos bebés hermanos que murieron con un día de diferencia. Añade que antes, muchos niños morían en orfanatos porque no recibían los cuidados debidos.

Tumba del niño Ricardito. (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Tumba del niño Ricardito. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

Afirma que este es uno de los lugares donde más cosas paranormales se han visto. Sin embargo, él dice que las almas lo cuidan.

“Las almitas siempre me han ayudado y siempre me acompañan. Son buenas... bueno, la mayor parte”, indica pensándolo mejor.

Llegamos a la Cripta de los Héroes y, por suerte, está abierta. Alberga la tumba de Miguel Grau, Francisco Bolognesi y de Andrés Avelino Cáceres, entre otros grandes héroes. También hay fosas comunes de diversas batallas. Son tres niveles. Solo hay dos mujeres enterradas en este lugar administrado por el Ministerio de Defensa. Tiene vitrales y esculturas traídas de Europa. Es impresionante.

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Ya casi acaba el tour y Aníbal da las últimas recomendaciones para no llevarse un alma en pena con uno.

“Sacúdanse la ropa, especialmente los zapatos porque se están llevando tierra de muertos, pero sobre todo, oren por las almas”, pide con insistencia.

Cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)
Cementerio Presbítero Maestro. (Foto: Kristhel Valdiviezo)

Si deseas conocer más historias paranormales de Aníbal, puedes ir a las visitas nocturnas del Museo Presbítero Maestro. La atención especial por Noche de Brujas, será este sábado, domingo y lunes, desde las 6 de la tarde. El horario regular es viernes, sábados y domingos. Mientras que por las mañanas, el museo abre sus puertas desde las 8 a.m. Puedes adquirir tu entrada en la misma boletería, a 22 soles, y cinco soles el guiado.


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