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Miki González presenta adelanto de un álbum que mezcla beats electrónicos con música afroperuana

El single, que está disponible en todas las plataformas de streaming, se llama “Koro Kemboro”.

Imagen
Camaleónico. González se reencuentra con la música afroperuana, la cual investiga desde los 70. Antes ha amalgamado música folclórica con rock, reggae o ska. (Crédito de foto: Luis Enrique Rossel).
Fecha Actualización
Miki González parece más joven de lo que en verdad es. Tiene un aire hipster. Con sus gafas grandes y cuadradas, con sus poleras con capucha, con sus jeans. Y tiene 68 años. “¿Tú me ves en un rave?”, me pregunta. “De repente sí”, y se ríe. “No es lo que se acostumbra, un huevón de casi 70 años yendo a un rave a mostrar su nueva producción en colaboración con alguien que tiene 50 años menos, pero es lo que está pasando”, indica, haciendo referencia a su último lanzamiento, el single “Koro Kemboro”, una colaboración con los jóvenes Dengue Dengue Dengue.
Su propuesta actual mira a la tradición y a las nuevas generaciones. Al pasado y al futuro. “La música es como un juego. Los niños aprenden jugando. Eso nos sirve hasta grandes”, apunta y agrega que no descarta colaborar con artistas incluso más jóvenes.
En esta ocasión lo que hace es unir lúdicamente música afroperuana y beats. El disco cuenta con participaciones de personajes legendarios como Rafael Santa Cruz, Amador Ballumbrosio, Chocolate Algendones o Caitro Soto, que ya han partido. Y Miki ha grabado con ellos a lo largo de su carrera.
“Tengo suerte de tener expresiones de gente local, en su estado natural. Esto es parte de este disco. Cultura viva”, comenta en relación a los artistas con los que ha convivido y a los que se siente unido por una gran amistad.
El single es el adelanto de su disco Mikongo. El título del álbum alude al nombre que toma prestado para hacer música electrónica, un álter ego digital.
Legado electrónico
Su método consiste en reciclar el material grabado haciendo remixes. El resultado es un festejo súper lento, que no existe en su hábitat natural, con unos teclados misteriosos. Atmosférico, casi hipnótico, en lugar de vigoroso y alegre. En línea con la vertiente del downtempo. La pista comienza con guapeos de Caitro Soto pero la voz es usada como instrumento. “Jugar te alimenta el espíritu”, lanza como una sentencia.
Ha pasado mucho desde aquella tarde de setiembre de 1978 en que tendría una experiencia religiosa. Con su amigo, el poeta César Calvo, había emprendido el viaje en su viejo Volkswagen turquesa hacia El Carmen. La revelación se dio tras entrar a un cuarto y ver zapatear por primera vez a Amador Ballumbrosio. De ahí, comenzaría una larga carrera hasta convertirse en el ícono imprescindible de la fusión en el Perú.
Uno de sus hitos, obviamente, es el disco Akundún (1993), fruto de sus investigaciones en El Carmen y el Guayabo. Lo de ahora es similar. Tiene algunos tracks electrónicos que abordan la música afroperuana, pero no un disco completo. Eso, dice, le hace ilusión.
¿Qué le suma la electrónica a esta herencia? “Como se hace en plataformas digitales, puedes hacer cosas que no las puede tocar una persona, que solo se pueden construir con la computadora. Pueden salir algunas cosas bellas”, responde. “La cultura está viva, siempre se está transformando, para bien o para mal. Eso es inevitable”, agrega.
Y, en sus palabras, este disco es adaptarse a la época. “Es la ley de la evolución. Las especies que no se adaptan desaparecen. La especie Miki González está en peligro, pero está tratando de no extinguirse”, dice, y ríe de nuevo.
TENGA EN CUENTA
El disco incluye participaciones don Amador Ballumbrosio (su recordado compadre), Rafael Santa Cruz, Chocolate Algendones, artistas afroperuanos que nos dejaron.También con maestros como Marco Campos, hijo del recordado Ronaldo Campos, creador y director de Perú Negro, y Bakithi Kumalo, bajista sudafricano que trabajó con Paul Simon.

DATO
González viró hacia la música electrónica con el disco Café Inkaterra (2004). El single “Koro Kemboro” está disponible en las plataformas de streaming.