El cocinero que dibuja, que construye, que hace bocetos, que admira una obra de arte. tiene sobre su escritorio lápices y plumones de colores. Y no son para matar el tiempo. Carlos diseña, dibuja, hace una arquitectura de los platos. Luego los prepara. Algunas veces puede ser al revés, pero casi siempre lo encontrarás inmerso en trazos que increíblemente llevan al sabor.

“La cocina, mi cocina, debe ser sabrosa, y guapa”


Carlos Testino

Es posible, dice, que su primer plato haya sido panqueques. Cuando tenía ocho o nueve años, mientras sus hermanos y sus amigos jugaban, Carlos estaba detrás de la comida, pegado a sus papás para probar cosas raras, como erizos, interiores, lengua. “Era un bicho raro”, comenta, mientras rememora su interés por ir a comer.

Hoy, con una hermosa y exquisita carta sobre su restaurante Lima 27, Carlos Testino define su cocina como vivencial porque se ha nutrido de todas partes. La cocina para Testino es arte. Y también un ejercicio de felicidad. Cuando Carlos cocina está ‘happy’ porque no hay otra manera de alcanzar la perfección.

¿Cómo se puede estar ‘happy’ siempre? El chef tiene un mecanismo perfecto: llega al restaurante y dejas sus ‘paltas’ en la puerta. Ingresa, cocina, disfruta, se va, se lleva sus ‘paltas’.

“La cocina es también pasión, yo tengo pasión por lo que hago. No me molesta trabajar, debo estar vacilado, como cuando corro olas”.

Lima 27 es el restaurante que más lo define, el que siente más personal. Es una de las cabezas de una corporación que maneja once marcas, entre ellas Lima 27, el restaurante que es lienzo de su imaginación, y su atracción poderosa por la comida, y el descubrimiento.

Carlos Testino: La cocina es un arte

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