Chalana está anclado en el muelle del Hotel Paracas, a Luxury Collection Resort. Para el comensal, es una sorpresa constante; depende mucho de la pesca del día, de los productos de temporada. El lugar se ha hecho tan famoso que el 70% de la clientela no está hospedada en el bellísimo hotel, proviene de afuera y llega solo por Chalana, por un tiradito o un cebiche.
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Miguel Cabrera, chef ejecutivo del hotel, nos da la bienvenida con unas conchas a la chalaca, que se lucen en un pequeño botecito de madera.
Chalana tiene un concepto de kilómetro cero. Es un restaurante sostenible, por lo mismo que también compramos los productos locales. Las conchas, el pulpo, el pescado, que son productos que rondan en la zona, solamente provienen de proveedores locales. Tenemos los ajíes limo, que nos abastecen de aquí, del cruce de Santa Cruz, son productos 100% locales; no necesitamos traer productos de otros lados. Ese es el concepto de Chalana.
Al llegar a Chalana, tú no encuentras una carta específica. Tú ves una pizarra en donde tenemos causas, chalacas y cebiches, que pueden ser de conchas, de pescado, de pulpo, igual las causas, pueden ser de pulpo, o acebichado de pescado. Lo mismo con las chalacas, podemos hacer pulpo a la chalaca; nuestra carta tiene una diversidad de variaciones y por eso no tenemos una específica.
La sorpresa es grata. Chalana no defrauda con sus creaciones.
“Buscamos mover el consumo de la pesca ‘barata’, como es el bonito, el jurel, la caballa, que son productos que no se consumen mucho, que los venden de forma muy barata pero Paracas produce bastante. Lo que hacemos los fines de semana, cuando hay mayor afluencia de personas, es tener una estación en vivo y promover, por ejemplo, un bonito a la parrilla con una salsa nikkei”. Así de deliciosas son las opciones de Chalana.