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Arturo Marín Salazar: “Si pruebas un buen café, ya no hay vuelta atrás”
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Creció entre cafetales, y cuando parecía que otro sería su destino, Arturo Marín Salazar regresó al origen para crear un emprendimiento que pone a nuestro alcance café de calidad y accesorios que impulsan una experiencia agradable. Finca Don Salazar no solo es una tierra especial, en Villa Rica. También es un catálogo de productos para preparar la bebida con la pasión que solo un coffee lover conoce.
Según la investigación de mercados de la empresa, el peruano consume café instantáneo básicamente porque es práctico y no porque le parezca rico. Por ello, han creado un catálogo que permite la practicidad del café soluble con la calidad del pasado, ese que compramos en grano para molerlo y llevarlo a una cafetera especial, que puede ser la clásica gota a gota o la prensa francesa, la cual tienen a la venta con la finalidad de que el cliente lleve su buen café a todas partes.
“Estamos impulsando el desarrollo de la industria cafetalera en el Perú”, dice Arturo, con orgullo.
¿Cómo fue su primer encuentro con el café?
He crecido rodeado de café. Vengo de una familia de cafetaleros, y mi papá y tíos siempre llevaban a los primos y a mí a la finca desde que éramos muy niños. Me encantaba mucho estar allá y empecé a tomar café desde muy temprana edad.
La familia Marín es un símbolo de la caficultura en el Perú. ¿Qué significa el café para usted?
Significa mucho. Estoy muy orgulloso de todo lo que construyó mi abuelo y el café espectacular que llegó a sacar. Ese legado fue continuado por sus hijos (mi papá y tíos), y ahora es momento de la tercera generación. Es una inspiración para mí y es un gran motor que me impulsa día a día a seguir creando cosas. Por eso, el logo de Don Salazar es mi papá caricaturizado. Verlo ahí día a día me da un gran motor, un propósito. Lo que estoy haciendo es algo con mucho valor sentimental para mí, más allá de lo monetario.
EL CAFÉ TE ENSEÑA PACIENCIA, PASIÓN Y AMOR
Mientras muchos jóvenes deciden tomar otros caminos, usted de alguna manera regresa al origen.
Siempre quise hacer algo por la caficultura peruana. Desde que era cachimbo en la universidad, vendía café y tuve varias ideas y marcas de café en todo el camino: desde un ‘Coffee Bus’ hasta una cafetería express, y finalmente se llegó a todo el concepto de Don Salazar. Todo siempre fue prueba y error, y harta perseverancia en todo el camino. Pero si hablamos del origen, la finca me la heredó mi papá; pero cuando fallece, yo aún era menor de edad; entonces, la finca comenzó a ser administrada por mi madre. En 2013, debido a la plaga de la roya amarilla y el desplome de los precios internacionales de café, la finca quebró y se abandonó. Yo siempre le dije a mi madre que quería administrarla y reflotarla, pero ella me puso la condición de que primero termine mis estudios universitarios y luego recién me la cedería. Y así fue. Terminé la universidad en el año 2016, mi mamá me cedió la finca, y comencé a reflotarla poco a poco. Para hacerlo fue muy difícil, porque un cafetal recién sembrado demora en dar su primera producción dos años, entonces empecé a trabajar en la empresa Alicorp y usé mi sueldo para contratar un capataz e ir reflotando la finca poco a poco. Fue un camino muy difícil. Manejar una finca en una coyuntura en la cual el sector cafetalero estaba en crisis fue complicadísimo. Mucho más fácil hubiese sido acopiar café y venderlo con las innovaciones de Don Salazar. Pero ahí entra en juego el amor y cariño que tengo por la finca. Es algo que va mucho más allá de lo monetario. Lo hice por pasión.
¿Qué ha aprendido del café peruano?
El café me ha enseñado demasiadas cosas, pero principalmente a que con paciencia, pasión y amor por lo que haces, puedes lograr todo lo que te propongas. Haber llegado a la finca cuando estaba completamente abandonada, que parecía un bosque, y haberla trabajado nuevamente de cero, sembrando café por café, y ahora ver todos esos cafetales ya grandes, produciendo un café espectacular, es algo que me hace pensar que todo valió la pena. Todo ese trabajo y larga espera realmente valió la pena.
¿Considera que se ha incrementado el consumo del café en el Perú?
Definitivamente sí. Y mucho más en los millennials, que son los principales consumidores de las cafeterías de especialidad. Creo que este incremento se debe al esfuerzo que hacen todos los actores de la industria cafetalera en el Perú. Es increíble ver cómo poco a poco todos nos vamos uniendo con un solo propósito: impulsar el consumo de buen café peruano.
PERÚ TIENE UNO DE LOS MEJORES CAFÉS DEL MUNDO
¿Cómo funciona y es rentable finca Don Salazar?
Don Salazar tiene dos ramas: la finca y la parte comercial en Lima. La finca se encarga de la producción de café hasta grano tostado, el cual es almacenado y enviado a Lima periódicamente. El ingeniero Jhampier Escalante, y Lucila Contreras manejan la finca. En Lima recibimos el café tostado, lo empaquetamos y creamos todas las innovaciones con la filosofía de facilitar el preparado de un buen café de especialidad. Queremos que cualquier persona pueda hacer un buen café pasado, sin necesidad de ser un barista experto. Usamos mucho la impresión 3D para ‘prototipar’ y siempre escuchamos a nuestros clientes. Cualquier producto nuevo tiene que resolver un problema de nuestros clientes. En Lima, el negocio lo manejo con María Claudia Romero. Con ella y todo el equipo siempre estamos pensando en nuevas formas de facilitar el preparado de un buen café. La rentabilidad viene por la organización. Tenemos metas, tanto de producción como de ventas, y cada miembro del equipo vela por cumplir esas metas y superarlas.
¿Estamos valorando al fin el café peruano?
Sí, y es increíble. Perú tiene uno de los mejores cafés del mundo. Afuera es muy valorado, acá también tiene que ser así. Poco a poco vemos que hay más interés por conocer los diferentes tipos de café, y eso es bueno, porque una vez que pruebas un buen café, ya no hay vuelta atrás.
AUTOFICHA
“Soy Arturo Marín Salazar. Tengo 27 años, nací en Lima y soy administrador. Mi meta es que Don Salazar sea reconocido en todo el mundo como la marca peruana que está reinventando la manera de tomar café. Queremos abrir un experience store, como un istore, pero de café e innovaciones”.“Considero que para promover el café peruano falta más exposición de los productos en las grandes cadenas de supermercados, en los grandes centros comerciales. Si más personas lo prueban, ya no lo van a dejar. Yo tomo demasiadas tazas de café. De 4 a 10”.“Me gustan los filtrados. Si estoy apurado, uso el kit del café perfecto creado por Don Salazar, que me toma un minuto en pasar café. Si tengo más tiempo y quiero disfrutar el pasado del café, uso un V60. También tomo mucho las bebidas frías (cold brew)”.
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