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Ruth Manzanares, investigadora: “Todos podemos ser inventores”

Ha sido parte de la creación de un lapicero con cáscara de pacay, como del proyecto Deimos, uno de vehículos espaciales para concursos de la NASA. Perú21 entrevistó a la inventora y profesora Ruth Manzanares.

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Ruth Manzanares, inventora y profesora.
Fecha Actualización
Fue una niña con una maleta de herramientas, un cajón de madera que cargaba y cuidaba como si fueran sus juguetes favoritos. Recuerda que desde los 3 años vio esa caja, pero su padre le advertía: “No te acerques”. Ella insistía: “Pero se están oxidando”. Su padre le enseñó a quitarle el óxido y así quedaron bajo su cuidado. Si se malograba algo en casa, ella iba y trataba de repararlo. Lo primero que arregló, a los 7 años, fue la bicicleta de su hermano.
Casi siempre se adelantó a su tiempo. Entre los 3 y 4 años ingresó a primer grado de primaria y entre los 14 y 15, acabó la secundaria. Pero no siempre se adelantó a su tiempo. A los 40 años, hace cuatro, se convirtió en inventora. Desde entonces, contabiliza unas 35 patentes, más o menos, desarrolladas en equipo, entre ellas está Deimos, proyecto donde se fabricó vehículos espaciales para concursos internacionales de la NASA; ganó el premio del vehículo con mejor tiempo y performance. Ruth Manzanares fue una de las peruanas ganadoras en la Exposición Internacional de Inventos de Mujeres de Corea del Sur entre 245 propuestas. También diseñó la primera silla de ruedas de tenis para alta competencia y en su momento lideró el ranking de solicitudes de patentes en Indecopi. Es profesora en la Universidad Privada del Norte (UPN).
Tiene un chat consigo misma, donde anota las ideas que se le ocurren. Ideas que podrían convertirse en inventos. Monitorea y ejecuta, con sus alumnos, alrededor de 15 proyectos gestados solo en este verano. Pero no puede revelar lo que tiene escrito en esa conversación consigo misma, hasta que sean una realidad.
-¿Qué es inventar?
Es darle solución a un problema técnico. Vamos solucionando problemas en todo momento. Y la parte creativa se da usando los recursos que tenemos a la mano, porque no solemos tener todos los recursos, por lo menos los latinoamericanos y en Perú menos. Saltar de “a” a “d” sin tocar “b” y “c” ya es bastante.
-Se dice del peruano que es un gran emprendedor y siempre encuentra una salida al problema. ¿Esa cualidad podría ser un motor para ser inventor?
Perú, país de emprendedores. Y para ser emprendedor tenemos que ser creativos, tenemos que inventar. Pero antes debemos patentar, que es registrar nuestra invención.
-¿Cómo maneja el ímpetu creativo en el día a día?
Vamos a comprar a cualquier tienda. Pero a la hora de llevar la bolsa, vemos que podemos lastimarnos las manos. Entonces, ahí empieza: ¿Y si fabricamos algo para que en vez de lastimarnos podamos agarrar la bolsa cómodamente? De un problema ideamos la solución. Pero hay algo malo que nos han enseñado en la universidad: trabajo de grupo: tú haces la introducción y yo los resultados, pero cuando se unen y uno lo lee, te das cuenta de que no tiene sentido, es un Frankenstein. En el Grupo de Investigación de la UPN todos nos metemos a la idea desde el inicio, todos en la solución, todos en la lluvia de ideas; también vemos los puntos de vista de los usuarios, pero no para que me digan qué producto hacer sino cuáles son sus necesidades.
-¿Hay una efervescencia de inventores?
Sí. Todos podemos ser inventores, todos y ni siquiera luego de entrar a la universidad, porque ahí lo que se hace es desarrollar nuestras competencias. Si hoy no te subes a la ola de la tecnología, te quedas atrás.
-Internet ha generado un quiebre.
La facilidad de buscar información nos ha ayudado bastante.
-Acaba de decir: “todos podemos ser inventores”. ¿Acaso todos debemos serlo?
No cerremos la caja creativa con un debemos.
-Su primer invento fue un lapicero con cáscara de pacay. ¿Cómo así?
Ese invento no lo hice sola, siempre trato de hacerlo con los estudiantes, porque que yo aprenda sola no hay magia, la cuestión es contagiar. Ese invento lo hicimos con José Paredes, Lucía Pejerrey y Jéssica Porras. Fue muy simple: señores, siempre dicen que el problema es el plástico; estamos poniendo mucha energía en las cañitas pero es muy poco el porcentaje de plástico que se usa ahí; y los lapiceros de plástico los tiramos a la basura o se nos pierden, que es peor; ¿se puede hacer un lapicero ecológico?, sí, ya existe; ¿pero de qué?, de madera; ¿realmente soluciona?; ¿el bambú realmente soluciona?; cáscara de coco: igual es deforestación; usemos algo que sea un residuo; y una de mis estudiantes se fue a Lunahuaná con sus padres y dejó una cáscara de pacay en su carro, y luego me dijo: “Profe, mire, parece leña”; ya está; y no solo es ecoamigable sino también sirve como fertilizante.
-¿Y en qué quedó el invento?
El problema fue que lo hicimos y nos cayó la pandemia. Pero viajamos hasta Abu Dabi para presentar el producto.
-¿Qué desafíos hay para la investigación en el Perú?
Hay que creer en nosotros mismos. Y segundo, es el apoyo que puede dar una institución a los estudiantes y docentes. En todo caso, tengo estudiantes que a los 19 años ya tenían el quinto puesto de mujeres inventoras.
-¿Qué le gustaría inventar?
Solucionar cuestiones como la depresión. O crear algo para los niños con autismo y que su vida se vuelva más fácil con respecto a la sociedad; y en este caso, lo estamos creando. Hemos hecho prótesis para personas que ya no tienen un miembro inferior o superior. Nos volvemos profesionales para buscar soluciones y hacer que la vida de todos sea mejor. Si no estamos en esa visión, entonces para qué... Que la vida sea vida mientras estamos aquí. Soy un poquito más romántica en esa parte.
AUTOFICHA:
-“Soy Ruth Aracelis Manzanares Grados, tengo 44 años. Nací en Lima. Terminé el colegio e invertí dos años para Medicina, de ahí estudié hasta octavo ciclo de Ingeniería Industrial y de ahí me cambié a Mecánica y terminé esta carrera con todos los honores (ríe)”.
-“Tengo tres maestrías, tengo un diplomado, un doctorado a medias. También poseo estudios de Mecánica Automotriz en Senati. No puedo decir qué proyectos se vienen para este año, pero este 2023 se podrían patentar entre 15 a 20 proyectos que tenemos”.
-“Yo empecé a inventar en el 2019. Si hubiera tenido la oportunidad de que un docente me hubiera enseñado esto en la universidad, habría sido diferente. Yo lo aprendí como docente, con la ayuda de Indecopi y más. Me he vuelto inventora a los 40 años. Pero eso se está rompiendo”.
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