Giovanna Pollarolo, escritora, docente y guionista. (Foto: Julio Reaño/@Photo.gec).
Giovanna Pollarolo, escritora, docente y guionista. (Foto: Julio Reaño/@Photo.gec).

“¿Qué te gusta?”, le preguntó su padre. “Ver películas y leer novelas”, dijo la adolescente. “¿Y qué vas a hacer con eso?”, insistió. “No sé”, respondió. La miró y en sus ojos parecía que Giovanna escribía otra interrogante: ¿y ahora qué hacemos? Pero entre interrogantes hizo un camino desde su natal . Hoy es escritora, docente universitaria y dirige la Maestría de Escritura Creativa de la Universidad Católica.

Matusalén nació entre poemas. “Casa abandonada”, “Casa en ruinas”, “Casa sola”, “Casa vacía”. Geografía literaria de un poemario que sigue en construcción. En medio de aquellas casas, mientras las edificaba, surgió “Casa de Matusalén”, que se independizó y se convirtió en su más reciente libro. Texto que usa como pretexto la figura del personaje bíblico que vivió casi mil años. Obra que anoche presentó en la . Matusalén (Cocodrilo Ediciones) es un conjunto de relatos breves, muchos amoblados con interrogantes, sobre la madurez, la vejez, la proximidad al final de la vida, piezas también construidas desde la ironía.

¿Qué edad tienes? Es lo primero que le pregunto a . Responde con otra pregunta: ¿Yo?, que tal vez usa para ganar tiempo. Entre risas señala que eso no se pregunta. Pasan los días, conversamos por WhatsApp y me escribe que aún piensa en esa pregunta. “A veces me siento como si tuviera 100; otras, 20; otras, 30. Otras, cuando no puedo expresarme, meses. Pero el calendario me marca 69, acercándome a los 70″.

MIRA: Edgar Vivar: “El circo sigue vigente, me parece una opción hermosa” | ENTREVISTA

-¿Por qué tenemos problemas con la edad?

Supongo porque somos una cultura que ha cultivado mucho el tema de la juventud. Lo otro también puede ser porque a medida que pasan los años, te vas acercando más a la muerte en términos racionales, aunque la muerte te puede asaltar en cualquier momento y a cualquier edad. Pero si tienes 70, ¿cuántos años más puedes vivir?: ¿30? ¿Quieres llegar a 100?

-¿Quieres llegar a 100?

No, gracias (ríe). Lo importante es estar bien de salud, que funciones con independencia.

-Ahora, sí creo que hemos aprendido a convivir mejor con la edad. ¿O no?

Los parámetros van cambiando. Hoy hay la percepción de que los 50 son los nuevos 40. En todo caso, lo que está en Matusalén es el proceso, lo que pasa con las personas con el tema del tiempo.

'Matusalén' es la más reciente publicación de Giovanna Pollarolo.
'Matusalén' es la más reciente publicación de Giovanna Pollarolo.

-Me dices que eres lenta, de lo que deduzco que tal vez confías en el tiempo.

Para mí la escritura no es una urgencia en el sentido de publicar. No tengo ningún tipo de compromiso, porque yo escogí que la escritura era el espacio de libertad. Tampoco tengo interés en vender o no; claro, sería bonito vender y ser un best seller (sonríe), pero sé que eso no es posible, porque ni apuesto por eso ni siento que soy capaz (para eso). Entonces, escribo con libertad absoluta.

-Lo que dices me lleva a pensar en Julio Ramón Ribeyro, que más bien era un escritor preocupado por publicar, lo que también es ejemplar porque vivió su proceso con intensidad.

Es una decisión de cada quien y me saco el sombrero por las personas que apuestan por hacer una carrera literaria profesional.

-¿Lo tuyo no es una carrera literaria profesional?

No. Hace años que lo supe.

-O capaz tiene que ver con una decisión económica.

Hay un escritor que leo tanto, que es Raymond Carver, y él escribe en La vida de mi padre que si uno necesita el dinero, trabaja en otra cosa: ¿por qué en la escritura? Pero es lícito decir: “Yo haré de la escritura una profesión y viviré de eso”. Vargas Llosa dice que la decisión de ser escritor exige lealtad, como la de un matrimonio, que un escritor haga otras cosas es como un adúltero.

MIRA: Miguel Ballumbrosio: “El apellido Ballumbrosio es tradición, cultura, sobrevivencia ancestral”

-Pensaría que al no tener la etiqueta de “escritura profesional” o que esté sujeta a generar recursos económicos, la escritura se puede mantener más fiel, consecuente, espontánea. ¿O no?

No, porque igual estoy trabajando, no espero que llegue. Pero tal vez si mi sobrevivencia económica dependiera de eso, habría sido más productiva.

-¿Matusalén podría ser una suerte de manifiesto?

No. Hay muchas historias. Yo creo que, más bien, hay una incertidumbre. ¿Está bien o está mal? Manifiesto son certezas. Y acá es: ¿qué hago: planto o no planto?, ¿se envejece así o se envejece asá? He ido recogiendo diferentes maneras de vivir la vejez, de cómo se percibe el tiempo.

-Planteo lo de manifiesto porque siento que por momentos es una defensa de la edad, del ser mayor. Es como decir: “Soy mayor y puedo hacer esto...”, “soy mayor y puedo dudar”.

Este libro no pretende dar soluciones a nada ni ser de autoayuda. Me parece que está bien lejos de eso, al punto de que puede deprimir. Ahora, no importa lo que dice el autor sino la lectura que se tiene de la obra.

-En uno de los relatos se plantea aceptar resignada que hay algo que ya no pasará. ¿Te pasa eso?

No pienso en eso. Supongo que no aprenderé a tocar piano, que me hubiera podido gustar hacerlo. Pero alguien –la autoayuda– me diría: “La vida es hasta el último día, ¿por qué no?”. O competir, al caminar o trotar, nunca me interesó, por ejemplo.

-Me da la impresión de que, en general, competir es algo que nunca te ha interesado.

Ah, sí, sí. Debe ser por miedo a perder (ríe).

MIRA: Costanza Borea, abogada: “Se quiere cambiar la Constitución sin haberla leído”

-En el libro también propones la disyuntiva de pasar la página con ilusión o pesar. ¿Cómo lo afrontas?

Con pesar, porque siempre tengo la sensación de que no hice todo lo que tenía que hacer. Y porque el pasado también nos atrapa, ciertos momentos de nostalgia familiar, mi vida en Tacna cuando era niña.

-¿Y es mejor seguir peleando o esperar?

De estos tiempos también es la necesidad de que todos estén felices, es como una obligación. Se mira muy mal a la gente que no está feliz, es tu culpa si no eres feliz.

-“El destino está en tus manos”.

Sí. Y si no es así, es una culpa más. Sí creo que es bueno tener un proyecto, pero no impuesto.

-¿Qué harás cuando llegues a la edad de Matusalén?

Leeré novelas, miraré películas y escribiré (ríe).

AUTOFICHA:

- “Soy Giovanna Rosa Pollarolo Giglio. Mis abuelos paternos llegaron de Italia en 1914. Llegaron con dos hijos y mi papá nació en Tacna cuatro años después. En esos años, Tacna pertenecía a Chile. Yo nací en Tacna, donde viví hasta los 21 años. Vine a Lima porque me casé”.

- “En Tacna estudié para ser maestra. De ahí descubrí que Literatura era una carrera y saqué la licenciatura, la maestría, el doctorado. He publicado tres poemarios, un libro de cuentos (Atado de nervios), una novela (Dos veces por semana) y el libro sobre Vargas Llosa”.

- “En guiones he trabajado con Augusto Cabada en La boca del lobo y Caídos del cielo. Con Enrique Moncloa adaptamos Pantaleón y No se lo digas a nadie. Y después hice la adaptación de Tinta roja. Y luego trabajé en Ojos que no ven. Espero que Casas sea el próximo libro, si no se le cruza otro en el camino”.

ESTE VIDEO TE PUEDE INTERESAR

Amadeo Gonzales


TE PUEDE INTERESAR