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Eva García Sáenz de Urturi, escritora: “Cuando se habla de mujeres silenciadas, claro que es cierto”

Eva García Sáenz de Urturi, autora de ‘Aquitania’, un thriller histórico. La entrevistamos.

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Eva García Sáenz de Urturi, autora de ‘Aquitania’, un thriller histórico.
Fecha Actualización
A los 13 años de edad, a Eva la llamaban rebelde. Vivía en Vitoria, País Vasco, al norte de España, donde nació. Era muy apegada a la tierra, a la familia, a la comida. Subía al monte, tocaba la guitarra, bailaba, montaba a caballo y leía con fruición. La llamaban rebelde, pese a que era muy obediente.
Dice que ha escrito a diario desde los 14 años. Así ha ido llenando cuadernos tras cuadernos. Ha ganado concursos. Y en ocho años ha publicado siete novelas. La última de ellas es Aquitania, un thriller histórico que obtuvo el afamado Premio Planeta 2020.
Leonor está echada. Mide más de dos metros. Tiene las manos extendidas y sobre ellas un libro. Como si leyera mientras descansa. Los libros eran regalos personalizados que podían tardar años en confeccionarse. Libros únicos, de acabados particulares. Así luce la tumba de quien fue la mujer más poderosa de Aquitania y que acumuló una inmensa riqueza hasta los 82 años. “Da a entender que ella quería pasar a la historia como una mujer letrada”, me dice Eva, desde el norte de España.
A los 13 años de edad, Leonor se quedó huérfana. Asumió la administración de Aquitania, la región más codiciada de Francia en 1137. La consigna de Leonor descansaba en las palabras de su abuelo: “actúa como un león, ellos no lloran por sus presas. Arremete como un águila, siempre desde arriba. Ejecuta como un escorpión, su aguijón es selectivo y solo inocula veneno al enemigo digno de su ataque”. Y es el punto de partida del universo construido por Eva García Sáenz de Urturi.
-¿Leonor fue una mujer adelantada a su época, hubo más casos como ella?
Es muy difícil saber la realidad por los cronistas. Todos los cronistas no solo eran hombres sino que, además, eran muy religiosos, y ese es un sesgo muy importante porque en esos momentos la iglesia sí que era antifemenina. La mujer tenía la culpa por haber nacido y de todo lo malo que le había sucedido. Era pecadora o virgen que no servía para parir. Había un sesgo muy hostil de todos los cronistas hacia cualquier figura femenina. Y por desgracia eso es lo que nos ha llegado y es lo que hemos leído, pero no lo que pasaba en realidad.
-Y en base a esos documentos se construyen los imaginarios y las sociedades.
Siempre se dice que la historia la han escrito los vencedores. Pero también es cierto que la han escrito los hombres. Cuando se habla de mujeres silenciadas, claro que es cierto. Para mí era muy difícil encontrar la realidad de los hechos porque todos los cronistas de Leonor eran hombres y muy hostiles con ella. Cuando ella era reina de Francia, toda la corte de París era muy hostil por el hecho de que no le dio a Luy un heredero varón y para la época, si no dabas un heredero varón, la culpa siempre era de la mujer. Para ellos no existía el concepto de hombre estéril. Y si una mujer solo tenía hijas, seguía siendo estéril. Leonor era un estorbo porque les había fallado como hembra paridora.
-¿Hay algún aspecto en el que usted se refleje en ella?
Es imposible saber su personalidad después de mil años. Sí que tenía mucha cultura, mucha personalidad.
-Pero podríamos deducir que Leonor tenía determinación.
Sí, muchísima.
-¿Y usted comparte esa determinación?
Yo creo que a todos nos ha tocado pelear en la vida, sobre todo cuando llegas al término medio, entre los 30 y 40, son los años donde tienes que luchar.
-¿Ser escritora ha sido una lucha?
Sí, porque yo venía de profesiones que no tenían nada que ver. Por un lado, había trabajado 10 años en el sector sanitario y, por otro lado, había estado otros 10 años trabajando en la universidad. Venía sin ningún contacto, sin acelerador mediático y de provincia. Mi único acelerador han sido las librerías y los lectores. A lo largo de siete novelas, ha sido ganar lectores cada vez más e ir ganando premios. Ha sido, más o menos, una década de muchísimo trabajo.
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-Aquitania me remite a Yo, Julia de Santiago Posteguillo, ganador del Premio Planeta 2018. ¿Vivimos un boom de la novela histórica?
Cuando ganó Posteguillo, amigo mío, yo ya estaba escribiendo Aquitania. Y recuerdo que cuando ganó y dio el discurso de mujer empoderada y tal, pensé: “me ha quitado la idea” (risas). Yo llevaba año y pico. Ahora, llámame ingenua, pero nunca pensé en el género de mis personajes. Mis seis novelas anteriores habían estado protagonizadas por hombres. Cuando escribí Aquitania, no hubo algo apriorístico de “voy a escribir desde el punto de vista de una mujer”. La novela no trataba de Leonor, trataba de un mundo, que era Aquitania, algo que me fascinó: una región de Francia en el siglo XII tan culta, tan rica y tan avanzada. Y Leonor estaba en medio de tres generaciones. No pensé en reivindicar el papel de la mujer en el Medioevo.
-¿Pero, efectivamente, la novela histórica está en una suerte de ola?
En géneros, ahora mismo, al menos en Europa, lo que más se está vendiendo es thriller, novela histórica y novela literaria, más intimista. La novela histórica siempre tendrá un lugar en los lectores.
-Hay un pasaje en el libro que dice: “no vuelvas al lugar donde fuiste herida”. ¿Por qué volver al pasado?
El leitmotiv de la novela es el mismo lema de los aquitanos: solo sé seguir, sigue adelante. Pienso que lo histórico nos da esa distancia para observar a nuestros antepasados y ver cuáles eran sus errores.
-¿Usted se ha transformado luego de Aquitania?
Es cierto que después de cada novela te llevas algo importante de sabiduría. Creo que hay una especie de mentores internos que cuando escribes y cuando eres literata van saliendo y no sabías que estaban. Puede ser que en realidad no sea tu sabiduría sino la que te transmitió tu abuela, tu padre, personas más sabias y que se han quedado en el subconsciente. Después de terminar la novela acabas siendo más sabia porque las lecciones que aprenden los personajes los acabas aprendiendo. Como novelista tienes que pasar por todos los sentimientos por los que pasan tus personajes, tienes que ser todos y cada uno de ellos. El hecho de escribir tantas vidas, tantas situaciones, hace que un proceso de aprendizaje vital se acelere un poco.
-¿Y pasará lo mismo con los lectores?
Yo creo que también. Muchos lectores buscan algo más allá que la evasión. Sí que buscan lecciones de vida, todos buscan la empatía del personaje principal para sentir que ellos están caminando por esas calles y esos momentos. Es la magia de la literatura, que algo que escribas con una intención acabe siendo lección de vida.
-¿Eva vuelve al lugar donde fue herida?
Soy muy de huir. Cuando un círculo social, un trabajo, un sector profesional ya no me aporta nada más, soy muy de seguir adelante y no volver.
-Me dice que cuando era niña la llamaban rebelde. ¿Por qué?
Quizás porque mis hermanos y primos eran más sumisos, más religiosos, y yo no lo era. Yo era una buena chica y siempre he sabido poner límites. Y siempre he sido una persona muy de concentrarme en la meta que he querido.
-Entonces, capaz la determinación es algo que usted tiene en común con Leonor.
Sí. A Leonor le tocaron cartas muy buenas, que era la mayor riqueza del continente. Le tocó la carta del poder. Tengo la impresión de que era muy precoz y superdotada, dominaba cuatro idiomas desde pequeña. Multitalentosa. Pero tenía un gran hándicap, que era mujer, que su acceso al trono siempre tenía que pasar por un matrimonio. Pero ella jugó muy bien sus cartas. Y yo, con las cartas que me han ido tocando, he ido haciendo todo lo que he podido.
AUTOFICHA:
-“Soy Eva María García Sáenz de Urturi. Nací en Vitoria, en 1972. Estudié Óptica y Optometría. Lo que ha sido literatura, me formé en una escuela de escritores en Madrid. En España hay pocos centros de formación para escritores, pero he pasado por todos los que ha habido”.
-“La literatura siempre la he estudiado en paralelo. Después de estudiar Óptica, hice varios máster en Madrid de entrenamiento visual y demás, y a la vez empecé a trabajar en una multinacional y era directiva, con 27 años. Luego trabajé en la Universidad de Alicante”.
-“Este año, pese a que todo está siendo muy atípico, la promoción del Premio Planeta es muy intensa. Tranquilamente, todos los días tengo una entrevista. Entiendo que cuando baje esto, que será en un par de meses, llegará aquí la primavera, que es muy intensa también porque tenemos ferias del libro”.
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