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Enrique Casalino, médico: “No debe haber ninguna diferencia entre un hotel cinco estrellas y un hospital público”
Director médico de los Hospitales de París, que agrupa a 38 nosocomios. Profesor en la Universidad de París. El peruano que llegó a Francia en 1985. Perú21 entrevistó al doctor Enrique Casalino.
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Francia, 1985. Llegó en un momento histórico para la salud y, a la vez, crítico para la humanidad. El Sida empezaba a amenazar al mundo. Los pacientes fallecían en días o meses. Becado, Enrique Casalino pisó París para trabajar en enfermedades infecciosas y cuidados intensivos. “El Sida revolucionó la relación entre los médicos y los pacientes. El Sida nos recordó a todos que teníamos que ser humildes”, me dice.
Perú, 2022. Siempre vuelve. Dos a tres veces al año, porque hace misiones de cooperación. Precisamente, en Lima acaba de ser parte del Encuentro Franco Peruano de la Salud organizado por la Embajada de Francia y vino para gestionar el avance de los nuevos hospitales de Cusco y Collique, como parte del soporte que brindan los Hospitales de París, donde el doctor peruano es director médico, institución que agrupa a 38 nosocomios en Francia. “La idea es construir hospitales del siglo XXI en un estándar internacional”, agrega el también catedrático en París y Beirut.
Arequipa, 1965. Tiene grabada la figura del tío médico. Una imagen de devoción a sus pacientes. Era el doctor del pueblo, en Acarí. El médico que todos respetaban. Un referente para Enrique Casalino. Pero ahora quiere escribir un libro y responder la pregunta de por qué es médico. Ensaya una respuesta: “Ocuparse de otra persona es una prueba de amor”, pronuncia cada letra con decisión y nobleza. Mientras escribe ese libro, lo espera una próxima misión en Vietnam.
-¿Hay casos anteriores sobre hospitales en el Perú con estándar internacional?
No. Pienso que es una primera experiencia. La Asistencia Pública-Hospitales de París es la primera institución hospitalaria y universitaria de Europa. El estándar reposa sobre dos o tres aspectos fundamentales; el primero es que el hospital está al servicio de los pacientes, lo que es una ruptura fundamental en el elemento cultural porque un hospital que está abierto a la población tiene que ofrecer todo lo que la población necesita. El hospital debe tener un proyecto médico de atención: ¿Cómo vamos a recibir a los pacientes?, ¿cómo evitamos las colas?, ¿cómo garantizamos que el paciente entienda fácilmente la organización del hospital y la señalética?, ¿cómo hacemos para que estemos seguros de que el hospital tenga una actitud de respeto de la dignidad del paciente en cada proceso?, ¿cómo creamos una cultura al servicio del paciente?
-Se supone que todo eso ya lo sabemos.
Existe, pero hay que concretizarlo. No se trata solo de ver cómo vamos a hacer para arreglarnos en un local ya construido. El local tiene que ser desde el inicio concebido, diseñado, construido para estar al servicio del paciente. Integrar el hospital en la comunidad. El segundo punto que es importante es que el hospital debe estar concebido para que las condiciones de trabajo del personal sean óptimas, y no podemos hacerlo si no mejoramos las condiciones de atención del paciente. ¿Dónde tener las salas de espera?, ¿dónde están los baños?, ¿cómo garantizamos la calidad de respeto?, ¿dónde deja su ropa el paciente? Parecen detalles banales, pero son los que hacen la diferencia entre un hospital de excelencia y un hospital cualquiera.
-Hace poco estuve en la emergencia de madrugada de un hospital, uno de los principales de Lima, y la gente espera en la calle para ser atendida o para socorrer a su familiar internado.
Es quizás un problema de organización general del sistema de salud. Cuando hemos hecho el proyecto médico hemos evaluado la población, sus necesidades de salud, cuántos pacientes llegarán, cuántos necesitarán la maternidad, etc. Hemos concebido y construido el hospital proyectándonos a 10, 20 años.
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-¿Ver la realidad de nuestros hospitales qué sabor le deja?
En el Perú hay gente sumamente competente, que tiene un compromiso fuerte con la salud, que tiene una mística para estar al servicio del paciente. Pero la realidad diaria, a veces, impide eso. Uno de los problemas es que llega un momento en que nos acostumbramos, ya no vemos el disfuncionamiento, a eso llamo estar anestesiado al disfuncionamiento. Tenemos que corregir esos pequeños maltratos. Y doy este ejemplo: cuando llegas al hospital y hay un wachimán en la entrada que no te deja entrar, eso es un pequeño maltrato, porque el hospital pertenece a la población.
-Otro pequeño maltrato es el acceso a la información del paciente. Como se dice, entre todos te ‘pelotean’.
Y hemos discutido eso. Es esencial. En Francia, la ley dice que tenemos una obligación de información al paciente. Y la ley dice que tiene que ser información clara, completa y leal. Todo lo que es atentar contra la dignidad humana es un delito constitucional en Francia. Construir un hospital no es imaginar muros, es imaginar un proyecto de atención, donde cada paciente sienta que ese hospital está a su servicio. Pero no venimos acá con la idea de ‘yo te voy a enseñar a hacer el trabajo’. No. Venimos para compartir experiencias, valores y discutir la mejor manera de hacer las cosas.
-¿El hospital público debe ser el mejor de un país?
Deben ser los mejores. Cuando un cliente va un hotel cinco estrellas, le dicen “buenos días, señor”, pero cuando usted entra a un hospital público nadie lo hace. Para mí, no debe haber ninguna diferencia entre un hotel cinco estrellas y un hospital público, porque la calidad de la atención no solo es lo técnico, es también cómo acogemos al paciente. Además, es nuestro rol ético de garantizar a la población que trabaja y vive alrededor del hospital que estamos a su servicio. Lo técnico es importante, pero mucho más importante es saber tender la mano de alguien y acompañarlo.
AUTOFICHA:
- “Soy director médico de los Hospitales de París, que agrupa a 38 hospitales. Y soy profesor en la Universidad de París. Tengo 62 años. Nací en Lima, pero mi familia es de Acarí, Arequipa, donde he vivido hasta que entré al colegio. Pero todos los veranos los pasé en Acarí”.
- “Mi padre tiene 89 años y se dedica al comercio, y mi madre falleció hace poco. El único de la familia que está en Francia soy yo. Dentro de un mes iré a Acarí. Estudié en el Franco-Peruano. Estudié Medicina en la Villarreal. En Francia hice la especialidad en Cuidados Intensivos”.
- “También hice Enfermedades Infecciosas y Emergencias. Tengo una maestría de Derecho y otra de Gestión Hospitalaria. Soy profesor en la Escuela Superior de Negocios de Beirut en el Líbano. Hago misiones al extranjero, también he estado en Irán, Vietnam. Tengo un ritmo de trabajo intenso (ríe)”.
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