Antonella Aservi en su cuarto de juegos. (FOTOS: EDUARDO CAVERO).
Antonella Aservi en su cuarto de juegos. (FOTOS: EDUARDO CAVERO).

Estaba sentada en la silla de la bisabuela, con los pies flotando en el aire y con sus pequeñas manos en el mando de palanca negro y botón rojo. Al frente de ella, el televisor gigante y gordo, al que le tenían que subir el volumen con un alicate, el único televisor de la casa de la bisabuela, donde vivía. En la pantalla, estaban las imágenes de algún juego de Atari, que ella miraba con la sorpresa de una niña de tres años. Consola que el tío que vivía en EE.UU. trajo entre los juguetes que ya no usaban sus hijas. Acaso, su primer encuentro con la .

Ya adolescente, decidió que tenía que vender caramelos en los micros. Subía al bus que iba de Surquillo a La Molina. La bolsa de dulces la llevaba en su mochila junto a sus cuadernos del instituto. Camino a sus clases de Administración, aprovechaba para vender las golosinas de micro en micro. Así fue el primer año de carrera. Lograba entre cinco a 10 soles por día. “Con cuatro soles estaba contenta, porque ya tenía para mis pasajes de ida y regreso”, me dice , creadora de contenidos en Internet, sobre todo de videojuegos y tecnología. Tras su paso por la televisión, ya piensa en volver. Mientras tanto, tiene tres trabajos: crear contenido bajo su nombre y para marcas, una productora de eventos y en una empresa en el área de proyectos. ¿Es ante todo influencer? Entre Instagram, TikTok y Facebook acumula casi un millón de seguidores.

Aquel tío que llevó el Atari, que hasta hoy vive en Estados Unidos, volvió años después y trajo un Nintendo.

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-Desde afuera vemos a una joven que la pasa bien frente a los videojuegos o hablando de tecnología. ¿No ha llegado el momento de querer desconectarte de todo?

Soy muy real con la gente que me sigue y cuando no he tenido ganas de hacer contenido o streaming he dicho: “No me siento bien y quiero tomarme un ratito libre”. Lo que pasa es que la creación de contenido es constante y caduca rápido; si te demoras en hacer algo, ya caducó. Tienes, aproximadamente, 12 horas para agarrar un contenido recién salido; de lo contrario, ya caducó.

-¿Tu contenido funcionó desde el comienzo?

No. Demoré mucho para que alguien diga: “Oh, mira, Antonella habla de computadoras”. Subía contenidos de videojuegos, algunos de anime y fui tratando de encontrar mi nicho.

-¿Dónde dirías que encontraste tu nicho?

En el hardware, en los reviews, en la explicación de la tecnología de forma sencilla.

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-¿Se mantiene la imagen única del geek?

La idea de cómo debe lucir alguien que es entusiasta de la tecnología ya se destruyó con The Big Bang Theory (la serie). The Big Bang Theory nos abre una puerta en la que todos tenemos algo de geeks, algo de raros. La tecnología la usamos todos los días, solo que mucha gente no sabe que la está usando. Todos somos tecnológicos en cierto nivel, pero nos gusta decir que no sabemos o nos cerramos en el paradigma de que no somos capaces. ¿Usas un teléfono celular? “Sí”. ¿Sabes descargar aplicaciones? “Sí”. Estás usando tecnología. Ahora tienes que hacer la parte más difícil de usar tecnología: investigar, leer; no queremos leer, preferimos decir que no sabemos o no entendemos.

-¿Cuándo tuviste tu primer videojuego?

Cuando me lo pude pagar...

-Pero podrías haberles pedido a tus padres que te compren uno.

No era tan fácil. Soy de una familia que ha luchado bastante para poder conseguir algunas cositas. Cuando iba a la casa de mi papá de chica, él tenía un Play 1 y a veces nos llevaba a comprar juegos a Polvos. A veces también jugaba en cabina: Counter o Gunbound.

Antonella Aservi en su cuarto de juegos. (FOTOS: EDUARDO CAVERO).
Antonella Aservi en su cuarto de juegos. (FOTOS: EDUARDO CAVERO).

-Acabaste el colegio, ¿y qué pensaste hacer?

Ingresé a un par de universidades, pero solo me podía pagar un instituto para estudiar Administración. ‘Semaforeaba’ para poder llegar a las clases, con unos amigos en los semáforos nos poníamos a cantar, tocar guitarra. Tenía 16 años.

-¿En casa lo sabían?

No.

-¿Se enteraron?

No (risas).

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-También vendías caramelos. ¿No tenías miedo o, quizás, vergüenza?

¿Por qué vergüenza? (alza la voz). No estaba robando. En mi infancia leí el libro El vendedor más grande del mundo, de Og Mandino, que cuenta la historia de cómo alguien que recogía estiércol de los camellos se volvió el hombre más importante en distribución de telas. Si ese hombre recogía estiércol, ¿por qué me va a dar vergüenza? En casa no había (plata). Era difícil la situación. Si no había, no iba a exigir algo que no podían darme.

-¿Y cómo pudieron pagar el instituto?

Una amiga de mi mamá financió el primer año, pero de ahí me tocaba a mí. Luego conseguí trabajar como actriz en teatro. Ahí ganaba bolos de 20 a 60 soles. Y un amigo que tenía una empresa de barras móviles a domicilio, cuando cumplí 17, me dijo si quería trabajar como bartender, y me contrató.

-¿Sabías preparar cocteles?

No, pero no es difícil.

-Te adaptas rápido.

Claro que sí, porque no hay otra manera de sobrevivir. Adaptas, mejoras, progresas. A la vez, en la ISIL me contrataron como practicante para algunos días de la semana.

Antonella Aservi en su cuarto de juegos. (FOTOS: EDUARDO CAVERO).
Antonella Aservi en su cuarto de juegos. (FOTOS: EDUARDO CAVERO).

-¿Y en qué momento ingresas al mundo de los videojuegos y la tecnología?

Pues a eso de los 18 para 19 me convierto en modelo, en anfitriona. Y en un evento de videojuegos, me contrató una marca de hardware y en uno de esos eventos conocí a un creador de contenido en YouTube. Me quiso hacer una broma de un videojuego y se la devolví porque yo había jugado ese juego. Lo grabó y al día siguiente vino gente a decirme: “Tú eres la del video”.

-Y ahí empezó todo.

Nos hicimos amigos, me dijo que haga contenido, me enseñó a editar... La creación de contenido de videojuegos fue algo que nació muy orgánico, porque me daba diversión. Yo quería ser actriz, estudié muchos años para serlo, pero no funcionó...

-Pero aún podrías serlo.

Me encantaría. Pero gracias a la tecnología cumplí uno de mis mayores sueños: presentarme en el Teatro Municipal y por el Día de la Mujer; la Municipalidad de Lima me invitó a presentarme ahí frente a un aforo lleno para dar una charla sobre las mujeres aportando sus conocimientos en el mundo de la tecnología. Casi lloro...

-Si la Antonella de hoy pasa con su carro y en un semáforo encuentra a la Antonella adolescente trabajando, ¿qué le dirías?

Sigue así (ríe)... Pero no tendría que saber que soy yo, sino habría una paradoja temporal (ríe a carcajadas).

AUTOFICHA:

- “Nací en Lima, ya no existe la clínica en la que nací; el colegio donde estudié tampoco existe (risas). Cuando era más chiquilla y tenía un día libre y quería aislarme del mundo para estar sola, podía estar seis horas jugando en una computadora”.

- “Ahora no tengo tanto tiempo para jugar como antes; hago streaming de tres horas, converso con la gente una hora, hora y media y jugamos el resto del tiempo. Estudié Administración en la ISIL y acabé la carrera”.

- “Ahora estudio Administración en una universidad para conseguir el bachillerato. Estoy buscando una maestría de gestión y nuevas tecnologías. En la televisión no estoy, pero persigo un proyecto de un nuevo programa de tecnología como el que vieron en Canal 2″.

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