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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Israel es un alegre publicista de 32 años. Hace cuatro meses terminó su relación de más de un año con Daniela, una joven colega a la que conoció en una conferencia.

Mientras estuvieron juntos, todo fue felicidad. Él la amaba y la respetaba. La trataba como a una reina. Todo su tiempo libre era para ella y siempre estaba atento para complacerla.

Sin embargo, un día descubrió, de casualidad, que ella lo había estado engañando desde hacía mucho tiempo y que no era aquella chica dulce, sincera y de buen corazón que había fingido ser al principio.

Él se sintió muy decepcionado. Enseguida decidió terminar la relación. Ella lo acosó durante varios días, lloraba y le decía que todo se trataba de un malentendido, que nunca quiso hacerle daño porque lo quería de verdad.

Daniela le pidió una oportunidad. Él se la concedió pero, con el pasar del tiempo, se dio cuenta de más mentiras que ella le decía. Es más, los amigos que tenían en común le contaban que ella se burlaba de él a escondidas.

Harto de todo, Israel se alejó definitivamente. Cambió de número celular, de número fijo, de correo electrónico. La eliminó del Facebook y la bloqueó en el Twitter para que ella no pudiera comunicarse con él ni saber lo que hacía. Todo funcionó a la perfección, y la depresión por la que atravesaba Israel fue pasando hasta casi desaparecer.

Él ya salía con otra persona y todo marchaba bien hasta que, un día, su jefe le informó que iban a contratar a Daniela para realizar un proyecto. Él pensó que las cosas irían bien pues ya no sentía nada por ella.

Sin embargo, cuando Daniela llegó a trabajar a la misma oficina, él recordó todo lo malo que ella le había hecho y se sintió devastado. Ir a trabajar se volvió una tortura. Llegaba tarde para no verla. Inventaba excusas para irse a otros ambientes y no permanecer mucho tiempo con ella, que constantemente intentaba conversar con él y le preguntaba si podían ser amigos.

Sin embargo, él sentía una gran molestia. Le encantaba su trabajo, pero no quería estar cerca de la mujer que tanto daño le había hecho. Finalmente, le pidió que establecieran límites.

¿QUÉ HACER?La psicóloga Rosa Mena indica que si tu expareja trabaja contigo, lo mejor es actuar maduramente y separar lo personal de lo laboral. "Es recomendable hablar con esa persona y expresarle lo que sientes para llevar la fiesta en paz", señala.

Afirma que se deben establecer límites con tu 'ex' e interactuar con profesionalismo.

CONSEJOS

- Muchos especialistas recomiendan no involucrarse con sus compañeros de trabajo para evitar situaciones incómodas luego de la separación.

- Evita discutir con tu expareja en el centro de labores, pues proyectarás una mala imagen de ti ante tus jefes.