Dormir más de siete horas evitaría la obesidad

Un reciente estudio de los investigadores de la Universidad de Washington revela que aquellas personas que duermen más de nueve horas cada noche tienden a ser más delgados y muestran menos riesgo de subir de peso que los que dormían menos de siete horas.

Según detalla la investigación, el sueño polongado parece suprimir los factores genéticos que conducen al aumento de peso, y dormir poco tiene el efecto opuesto.

Estudios pasados muestran la importancia del sueño en los procesos biológicos y el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y la obesidad, pero las investigaciones se habían centrado en el impacto que tiene en una persona dormir poco o dormir con interrupciones.

Sin embargo, la nueva investigación revela que hay factores más complejos entre el sueño y los mecanismos biológicos. Hasta el momento se han detectado varios genes que juegan un papel en el riesgo de sufrir de obesidad.

Este sería el primer estudio que analiza cómo el sueño interactúa con estos genes. Los investigadores estudiaron a 1,088 pares de gemelos tanto idénticos como no idénticos.

Los gemelos que participaron en la investigación eran mujeres, con una edad promedio de 36,6 años, caucásicos y con un IMC promedio de 25,3. Esta puntuación está considerada como sobrepeso, ya que la obesidad clínica está definida por un IMC de 30 o más.

Los científicos encontraron que en las personas que dormían menos de siete horas, la predisposición genética a un incremento en IMC era de dos veces más grande que en los que dormían más.

"Los resultados sugieren que el sueño corto ofrece un ambiente más conducente a la expresión de los genes vinculados a la obesidad. O podría ser que el sueño prolongado tiene un efecto protector al suprimir la expresión de los genes vinculados a la obesidad", dijo Nathaniel Watson, responsable del estudio.

La investigación es preliminar y habrá que llevar a cabo estudios más amplios para confirmarlo. Pero los resultados sugieren que las medidas para perder peso podrían ser más efectivas si las influencias genéticas que inducen el peso corporal fueran mitigadas por la prolongación del sueño.