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Carlos Salazar, oncólogo: “Los pacientes con cáncer están abandonados”
Hoy es el Día Mundial contra el Cáncer. Conversamos con el doctor Carlos Salazar sobre esta enfermedad en medio de la pandemia. De paso, nos cuenta cómo afrontó el COVID cuando se contagió.
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Es el primer médico de la familia. Su padre fue técnico de enfermería por más de 35 años. Siempre le hablaba de la bondad de los médicos. ¿Usted es la realización de su padre?, pregunto. Responde que no solo de él, sino también de su madre.
Ella le regaló su primer libro de medicina. Un manual de 3,000 páginas, con letra Arial 6 y en fino papel biblia. Carlos Salazar tenía 11 años. Estaba en primer año de secundaria, cuando juntaba álbumes de botánica. Todavía conserva el libro y confiesa que en aquella época lo leyó hasta la mitad.
Hoy es el doctor Salazar. Médico cirujano de cabeza y cuello. Oncólogo de la Liga Contra el Cáncer. Precisamente, hoy es el Día Mundial Contra el Cáncer. Recibe mi llamada al término de su jornada en el Hospital del Niño, donde trabaja siete días de la semana, labor que solo se ha visto interrumpida en abril de 2020, cuando le tocó la puerta el COVID-19.
-¿Se nace con la vocación por ayudar o, más bien, se cultiva?
Hay que tener vocación de servicio. Los médicos son seres humanos extraordinarios. Muchos de ellos en esta pandemia dan todo, e incluso su vida.
-Usted ha tenido COVID y ha llegado hasta la UCI.
Me infecté acá en el hospital. Los niños tienen alta carga viral. Un niño puede tener 100 a 200 veces más carga viral que un adulto. Llegué a la UCI del hospital Dos de Mayo con saturación, fiebre. He tenido dos semanas y media de fiebre, con 40 de temperatura. Terrible. Te hacen bajar de peso, es la peor dieta. Bajé 15 kilos en dos semanas. Terminas mal.
-¿En qué circunstancias tuvo que ir a la emergencia?
Comencé a sentir síntomas respiratorios y de fiebre, y me autoaislé en mi casa. Las pruebas rápidas salieron negativas, pero la molecular salió, a los cinco días, positiva, y ya estaba hospitalizándome porque me sentía mareado, cansado y con fiebre. Casi tres semanas estuve en hospitalización.
-¿Cómo afrontó ese tiempo?
Como personal médico, uno ya sabe más o menos las medidas que debe tomar. Ponerte boca abajo por dos horas y descansar 10 minutos, que es la posición de pronación para que oxigenes mejor; hacer un poco de ejercicio respiratorio; controlar tu respiración; tratar de mantener la calma en todo momento para poder oxigenar bien o lo mejor posible y no hacer lo que se llama acidosis.
-Usted que trabaja enfrentando a la muerte, ¿tuvo miedo?
Soy médico hace más de 20 años. He visto a muchos pacientes morir. Pero esta pandemia es bien triste. Los pacientes muchas veces mueren solos. Entras solo a una UCI, tal como naciste, sin nada. Estás incomunicado, no sabes qué hacer. El cuarto está cerrado, no sabes si es de día o de noche. El personal entra una o dos veces al día, nada más. Estás solo la mayor parte del día. Eso da miedo. En un momento pensé pedir un papelito para escribir mi nota final, de despedida. Uno llega a deprimirse.
-¿Y cuál es la mejor forma de salir de ese estado?
Si eres creyente, rezar mucho. Aunque no lo creas, te da fuerza. Los rezos y las buenas vibras también ayudan. El cariño que se pueda manifestar de una u otra manera ayuda. Lo sientes, yo lo he sentido. Fortalecen.
-Al salir de alta, fue como volver a nacer.
Terrible. Lo primero que quería hacer era irme a mi casa. Donde yo estaba veía cinco, seis fallecidos diarios. Veías las bolsas negras que salían todos los días de esos ambientes. Cuando salí de alta, pisé el patio del hospital y parecía una zona de guerra: había carpas, gente tirada en el piso con cartones. Parecía una zona de catástrofe. Me fui a mi casa lo más rápido posible. Estuve deprimido como dos meses.
-¿Cómo salió de la depresión?
A eso se llama vocación. Quería ayudar a las personas. Me escribían y yo estaba haciendo consultas desde mi casa. Trataba de ayudar con mi propia experiencia a muchos pacientes COVID. Al retornar al hospital, sentí alegría porque es lo que me gusta. Regresé y lo primero que hice fue programarme para operar.
-¿Cuál es el estado de los pacientes con cáncer durante esta pandemia?
Los pacientes con cáncer están abandonados. Muchos están falleciendo por falta de atención y de sus controles correspondientes. Esta pandemia nos ha sobrepasado, en un país que por más de 35 años no ha hecho nada por los sistemas de salud.
-¿Qué debe hacer un paciente con cáncer en pandemia?
El paciente debe acudir a sus consultas, llevar sus controles, su tratamiento; el cáncer no descansa. En casa, hacer una vida sana. Comer frutas, verduras, hacer ejercicios. Pero lo principal es ir al hospital para poder tratarse.
-¿Pero si en el hospital no lo pueden atender?
Que venga a la liga. Podemos orientarlo, tenemos muchos profesionales de diferentes especialidades. A precios muy módicos se trata de ayudar a todos los pacientes. Incluso, estamos en plataformas virtuales y se pueden pedir citas virtuales o presenciales.
-Muchas personas no se están haciendo chequeos preventivos. Es una bomba de tiempo.
Así es. Hay más de 70 mil nuevos casos de cáncer al año. Después de la pandemia, los casos de cáncer van a sobrepasar las cifras. La OMS dice que te tienes que hacer tres chequeos médicos por año, como mínimo, estando sano.
-¿No cree que se debe desarrollar con los niños una cultura de la prevención?
La prevención y la parte ética es algo que no se enseña en el Perú. En salud y educación tenemos un déficit grande en valores.
-¿Por qué eligió ser médico con especialidad en oncología?
Hay muchos pacientes oncológicos que no están bien atendidos. Este paciente necesita un apoyo emocional. Un médico tiene que darle mucha parte afectiva, guiarlo, mantenerlo tranquilo. La salud es un todo biológico, psicológico y social. Si no tienes los tres componentes equilibrados, habrá enfermedad.
AUTOFICHA:
- “Mi nombre completo es Carlos Alberto Salazar Banda. Nací en Jesús María, el 5 de marzo de 1975. Acabé el colegio en los primeros puestos. Podía ingresar a todas las carreras, menos a Medicina. Pero postulé y a la tercera entré a San Marcos, donde he llevado todos mis estudios”.
- “Soy médico jefe del servicio de Cabeza, Cuello y Maxilofacial del Instituto Nacional de Salud del Niño Breña; trabajo en la Liga Contra el Cáncer y en la clínica Centenario Peruano Japonés. Las citas en la liga pueden agendarse en www.ahoraprotegetedelsol.com, o al 204-0404 o vía el 988562238”.
- “Todo médico quiere ser catedrático y también me gustaría escribir un libro. Con mi equipo en el Hospital del Niño estamos tratando de elaborar un libro de cabeza y cuello pediátrico, porque no existe. Contaremos con la colaboración de diferentes médicos”.
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