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Andrea Zavala, arquitecta: “Siempre me fascinó la idea de construir con residuos”
Es parte de Ecoladrillos Perú, organización que busca mejorar la gestión de los residuos sólidos. Perú21 entrevistó a Andrea Zavala.
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Andrea vivió en dos mundos. Afuera, hace dos años, era el séptimo día de la cuarentena en el Perú. Las personas que se atrevían a salir, caminaban casi camufladas, y hombres de blanco desinfectaban la ciudad; el miedo y la incertidumbre estaban en la atmósfera. Adentro, en el jardín de la casa, se reunían un hombre de 91 años con principios de Alzheimer y una niña de 2 años. Ninguno sabía lo que se vivía afuera. El abuelo y la hija de Andrea. El jardín era una alegoría de la supervivencia y Andrea el puente entre esos dos mundos, el de la muerte y el de la vida. Ella tenía miedo, pero lo ocultaba y salía, cada cierto tiempo, a buscar comida para el pequeño mundo en aquel jardín.
“Ambos se sentaban a hacer ecoladrillos, era la actividad pandémica”, recuerda Andrea Zavala, arquitecta especializada en gestión ambiental que es parte de Ecoladrillos Perú, junto a Giuliana Rospigliosi y Chara Alcedo. Organización que busca mejorar la gestión de los residuos sólidos y que ha incursionado en el mundo de las NFTs para recaudar fondos. También recuerda que en el jardín empezaron a compostar: orgánicos que se descomponen y se vuelven tierra, e hicieron un huerto. Cuando comenzó a estudiar Arquitectura no se hablaba de estos temas. “Había profesores que ni le daban importancia”, dice la docente universitaria.
El abuelo paterno vivió en una chacra y, pese al Alzheimer, recordaba, como un niño, cuando jugaba en el río o en el campo. Tal vez ahí se encuentra la raíz de la vocación de Zavala. “Yo protegía ese pequeño mundo que se creaba en casa; ya no vivimos ahí, pero vivíamos felices”, me dice y dibuja una sonrisa amable y un brillo nostálgico en su mirada. Hoy su hija tiene cuatro años y cuando pide un deseo, dice: “quiero que se acabe el coronavirus”.
-Fenómenos como la pandemia o el derrame de petróleo en Ventanilla nos dicen que ideas como ecoladrillos son necesarias y urgentes.
Sí. Sería lindo que no tuvieran que existir ese tipo de desastres o la misma pandemia. Nuestro lema es: “El mejor ecoladrillo es el que ya no se tenga que hacer”, pero el reciente derrame de petróleo ha sido una muestra clara del impacto tan negativo que tiene el petróleo en el medio ambiente, y de hecho el plástico que usamos en el día a día viene del petróleo. Lo vemos y nos parece terrible verlo en esas grandes manchas negras en el océano y, sin embargo, abrimos la alacena de nuestra casa y estamos también repletos de otras formas de petróleo. Nos queda clarísimo que tiene que haber un cambio en nuestros hábitos de consumo, en la manera en que se empaquetan los productos y cómo los manejamos en nuestras casas a través de la basura que producimos y el problema que existe desde que somos pequeños: metemos todo en un solo tacho. Es importante separar lo orgánico de lo no orgánico, porque lo orgánico cuando se descompone mancha, contamina y ensucia todo lo que se podría aprovechar, todo lo reciclable. Y ahí hay otro gran desconocimiento cuando se piensa que todo el plástico es igualito, que todo se puede reciclar. Hay siete tipos de plásticos y en Perú solo se reciclan un par de estos, hay otros para los que aún no tenemos la tecnología suficiente. Y ahí aparecen los ecoladrillos con todos esos plásticos no reciclables.
-¿Dónde hallamos aquellas ‘manchas de petróleo’ que tenemos en casa?
Todos los días consumimos productos que vienen empaquetados en plásticos que no son reciclables, como fideos, menestras. Existe la ley que prohíbe el tecnopor; sin embargo, aún es común encontrarlo en envases para llevar a casa. También en los alumínicos donde vienen las papitas. Nos dicen que esos plásticos demoran 100 años en degradarse, pero no es así, lo que sucede es que en ese tiempo se empiezan a degradar en microplásticos, y el gran problema con eso es que liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera y termina en pedazos muy pequeños que son difíciles de recoger y se terminan formando las gigantes islas de plástico en los océanos o terminan siendo ingeridos por peces y ya entran en nuestra cadena alimenticia.
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-¿Cómo es un ecoladrillo?
No lo he inventado yo. Siempre me fascinó la idea de poder construir con residuos, con basura; y hay ejemplos alrededor del mundo donde se construye usando llantas para cimientos, latas, botellas de vidrio; entre todos esos, existían los ecoladrillos. Si todos en casa hiciéramos ecoladrillos y nos diéramos el trabajo de separar la basura..., en realidad hay que dejar de hablar de basura y empezar a hablar de residuos, porque se pueden aprovechar o valorizar.
-La basura está asociada a lo que ya no sirve.
Pensamos en basura y pensamos en suciedad, mal olor, incluso en enfermedades, pero si hablamos de residuos estamos hablando de algo mucho más manejable, que se le puede dar una segunda vida. Entonces, al hacer esta segregación de orgánicos, reciclables y ecoladrillos, se reduce la producción de basura en casa hasta en un 90%.
-Tal vez para más de un arquitecto usar los ecoladrillos no es estético.
Es un punto clave. Se dice: ‘¿Cómo vamos a construir con basura?’, y ahí la respuesta está en cómo se diseña, cómo se crean estos espacios; y la manera en que lo hemos solucionado es proponiendo una infraestructura que sirva para mejorar un espacio social, mejorar la calidad de vida; por ejemplo, un espacio que lo necesite un colegio: un patio de recreos que era un terral en Manchay, mejoramos los espacios exteriores, donde hicimos bancas, jardineras.
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-¿Estudiaste arquitectura con la fantasía de diseñar edificios grandes y vanguardistas o, más bien, proyectada a lo que haces ahora?
Yo no sabía lo que iba a pasar con mi vida. Pero siempre busqué la conexión entre arquitectura y naturaleza.
-Pero como arquitecta de grandes edificaciones tal vez estarías ganando mucho dinero.
El dinero nunca fue una motivación. La motivación principal es dejar el mundo mejor de lo que me tocó a mí.
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AUTOFICHA
- “Soy Andrea Zavala Valdez, nací en Lima, tengo 37 años. Estudié Arquitectura en Lima e hice una maestría en Gestión Ambiental en una universidad española en La Rioja. También tengo proyectos en el norte, he construido en Cusco, Lima y soy docente en la UPC”.
- “Con los ecoladrillos hemos conocido los NFTs, una opción para darnos a conocer en otros ámbitos y hallar una manera de financiarnos. Lanzaremos la campaña de NFTs en abril. Queremos financiar proyectos para mejorar infraestructura pública, en ollas comunes y colegios”.
- “Pueden contactarnos para que nosotros demos una asesoría de cómo organizar una campaña de ecoladrillos y hacerlo correctamente, optimizar su manufactura: que solo sea con residuos no orgánicos, que estén bien compactos, y con eso construir desde muebles hasta una vivienda”.
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