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Un saludo a la bandera
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Se cumplieron 16 años de la presentación del informe final de la CVR. Es el documento más riguroso sobre la historia, las razones y las responsabilidades detrás de la época más desgarradora del Perú contemporáneo. El informe, especialmente por los esfuerzos sistemáticos para instalar una versión paralela del pasado, debería ser lectura obligatoria para todos.
Muchas farsas se han dicho sobre el documento. Una de ellas, que la comenté aquí hace un año exactamente, es que la CVR matizó la responsabilidad terrorista. El informe literalmente señala que Sendero fue “el principal perpetrador de crímenes y violaciones a los derechos humanos” y que fue una organización “subversiva y terrorista” que “representa la expresión de una ideología fundamentalista” que buscaba “instaurar un régimen totalitario”. ¿Más claro?
Otra farsa, que también comenté 12 meses atrás, es la que dice que el informe olvida el valor de las FF.AA. y que las acusa de haber desplegado una política contra los derechos humanos. Eso no dice el informe. Lo que sí hace el documento es identificar a los responsables en casos indefendibles como Cabitos, Accomarca, o Manta y Vilca.
A 16 años, ¿cuánto hemos avanzado para la anunciada reconciliación? Sobre todo, ¿cuánto de lo que fue caldo de cultivo para la aparición de Sendero hemos logrado cambiar?
Veía ayer la celebración en Tacna. Me acorde que ahí se originó la frase “un saludo a la bandera”. Se usaba cuando los peruanos tenían que saludar a la fuerza a la bandera chilena durante la ocupación. Por eso la frase se refiere a un trámite sin valor ni importancia, lo que representa todo lo contrario a la tarea aún pendiente de sanar las heridas sin cicatrizar de nuestra sociedad fragmentada. El informe de la CVR es lo opuesto a “un saludo a la bandera”.
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