El destape sobre las razones de la crisis de Petroperú y el rosario de gollerías que tienen sus funcionarios ha puesto los reflectores sobre las empresas y entidades del Estado que negocian pliegos de reclamos estratosféricos, de espaldas a la realidad del país. Es como si los afortunados trabajadores de esos sectores vivieran en una isla.

Sucedió a fin de año en el Congreso, con la entrega de bonificaciones, aguinaldos y gift cards al personal, en una suerte de festín presupuestal, pero el mal ejemplo se ha extendido hasta en la Contraloría, por ejemplo, con su angurriento sindicato, y ni qué decir lo de Petroperú, sobre lo cual Perú21 ha informado in extenso.

“Veo beneficios a los trabajadores que asustan. Se les paga escolaridad a los hijos hasta que cumplan 29 años”, ha dicho alarmado el ministro de Economía, José Arista, sobre la empresa petrolera estatal.

“En todos los lugares del mundo, las empresas petroleras son rentables y muchas veces mantienen al gobierno central. En este caso se está dando a la inversa, ¿y con qué se la mantiene? Con los impuestos de todos”, agregó.

El sindicato de la Contraloría no se queda atrás. Sus exigencias incluyen una canasta con productos que en conjunto asciendan a 1,800 soles, otros 800 soles como “complemento nutricional” y hasta un bono de productividad anual equivalente a una remuneración bruta “por la sola condición de laborar en la Contraloría”, es decir, sin que esté asociado a ninguna medición de rendimiento o cumplimiento de metas. Además de insólitos pagos extraordinarios de hasta 36 mil soles anuales por el hecho de estar afiliados al sindicato.

Eso, entre lo más llamativo. Porque hablamos de un pliego de reclamos delirante y completamente fuera de la realidad peruana. ¿Dónde creen que viven y para quién creen que trabajan estos señores?

El Estado, desbordado ya con tanta burocracia, tiene que ordenarse tanto en el control de la planilla, que crece cada año, como en las gollerías que alegremente ofrecen a sus servidores.

La economía peruana se mueve a duras penas y no es precisamente que en estos momentos sobre el dinero. Quienes se desempeñan como trabajadores del sector público deberían saberlo más que nadie.

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