Oreja

“Hoy la gente, más que nunca, necesita ser escuchada. Se han abierto varias líneas de atención psicológica. También sé que varias organizaciones lo están haciendo desde sus departamentos de recursos humanos”.
Estamos por cumplir 100 días de confinamiento.

Soy psicólogo y a pesar que la crisis afecta seriamente la salud mental de la gente, se han ido la mitad de mis pacientes. Algunos se han ido porque no les gusta tener sesiones virtuales, y otros, la mayoría, porque se han quedado sin trabajo y sin ingresos.

La gente está afectada. Para algunos la vivencia es así de dramática: afuera el virus, adentro el hambre. Más del 50% le teme más al hambre que al virus. Pero todos tenemos miedo de enfermar, y el miedo a la muerte que subyace siempre en el ser humano, está más presente que nunca. La crisis es, entonces, masiva. A la pandemia que nos tiene a todos “bajo amenaza” se le suma el confinamiento que afecta nuestra salud mental y el sistema inmune. Sumémosle la crisis económica y el resultado es entonces alarmante: pesadillas, ansiedad, violencia, insomnio, maltrato infantil, “burn out” por el teletrabajo, etc.

Pero no todas son malas noticias. También vemos a mucha gente recuperándose de la enfermedad y personas de la tercera edad que le ganan la batalla al COVID-19 y regresan triunfantes a sus casas.

La naturaleza está regenerándose, hay delfines corriendo olas en la costa verde, el mar se encuentra limpio. El mundo se está oxigenando, la capa de ozono se viene recuperando.

El famoso actor argentino Ricardo Darín dijo: “La economía está en crisis porque estamos comprando solamente lo que necesitamos”. Me pareció interesante. Ciertamente es discutible, pero si bien esta pandemia está quitándonos mucho, también algunas cosas buenas están sucediendo. Para muchos está habiendo una revaluación de las prioridades. Una vez leí una frase que decía lo siguiente: “Las cosas fueron creadas para ser usadas y las personas fueron creadas para ser amadas, el mundo está en caos porque las personas están siendo usadas y las cosas amadas”. Tengo la impresión que esta durísima situación que estamos viviendo nos va a traer grandes aprendizajes y cambios. Eso quiero creer.

Pero estamos sufriendo. Son muchos duelos. Hoy la gente, más que nunca, necesita ser escuchada. Se han abierto varias líneas de atención psicológica. También sé que varias organizaciones lo están haciendo desde sus departamentos de recursos humanos. Necesitamos todos poner el hombro, o mejor dicho, la oreja.

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