“Ministro Ortiz Acosta, el breve”

“La única tarea delegada a Ortiz Acosta fue la de desactivar al equipo policial que daba el soporte al Eficcop de la Fiscalía en las investigaciones y procesos que tienen políticos corruptos a todo nivel”.

Ya hasta parecen irrelevantes los cambios ministeriales en este Gobierno que se cae a pedazos, porque ha pasado “desapercibida” la nominación del nuevo ministro del Interior en remplazo del inefable Walter Ortiz Acosta, que al parecer ingresó al poder con una sola consigna: desactivar a la Diviac con la clara intención de entorpecer a la justicia y petardear las investigaciones fiscales en lo más alto del poder.

Y es que se hace evidente que la única tarea delegada a Ortiz Acosta fue la de desactivar al equipo policial que daba el soporte al Eficcop de la Fiscalía en las investigaciones y procesos que tienen políticos corruptos a todo nivel. Asimismo, se evidenció que buscaba saldar cuentas con el coronel Harvey Colchado, por eso el castigo y la suspensión de su cargo con argumentos írritos; con todo esto se confirmaría la instrumentalización del Mininter para favorecer oscuras intenciones.

Este siniestro personaje no solo tenía limitaciones para hilar un discurso o argumentar técnicamente la lucha contra la inseguridad ciudadana, ahí no destacó. Y por eso, podríamos sospechar que Ortiz Acosta actuaba como un esbirro del eje del mal que, en solo un mes y medio en el cargo, ha sido ruin para el país y ha evidenciado su incompetencia funcional. Por eso no se espera mucho con su sustituto que probablemente continúe siendo más de lo mismo.

Recordemos que es el sexto ministro en la cartera del Interior en 16 meses del Gobierno, un ministro cada tres o cuatro meses. Así, qué le podríamos pedir al Gobierno para que enfrente con eficiencia la delincuencia común y se reduzcan en serio los índices de criminalidad, cuando en realidad se evidencia la improvisación en el sector, con exiguos presupuestos, la subutilización de los pocos recursos logísticos y presupuestales, la desactivación de las principales direcciones policiales, el clientelaje en los ascensos y la infiltración de las mafias en el cuerpo policial que llegan al extremo de capturar in fraganti a policías en actividad participando en actos delincuenciales.

Sospecho que el inicio de la investigación fiscal que involucra a la propia presidenta y a este intrascendente Ortiz Acosta, anunciada por el propio Ministerio Público, ha desencadenado en su renuncia y remoción del cargo; pero están muy equivocados los involucrados porque aun así la carga de las pruebas los condena.

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