"El Congreso tendrá que asumir la responsabilidad del “voto de confianza”, cargando el pasivo de sus consecuencias". (Congreso)
"El Congreso tendrá que asumir la responsabilidad del “voto de confianza”, cargando el pasivo de sus consecuencias". (Congreso)

La decisión del de darle el al gabinete se respeta y se saluda, porque justamente son esos principios democráticos los que tanto defendemos.

Analizando la exposición de Bellido, una vez más resaltan los mensajes simbólicos, pero sin contenido y menos aprovechados, para unir esfuerzos por el país o encaminar políticas públicas. Si en el mensaje del 28 de julio resaltó el sombrero característico y la descripción de los anales de la historia republicana, ahora, con Bellido, lo más resaltante fue el quechua y el “pichccar coca” en el Pleno.

La sustentación del gabinete –46 páginas publicadas– no solo tenía la omisión del quechua, sino la ausencia de una propuesta de gestión de gobierno consistente. El contenido de la exposición es solo información general por cada sector; una retahíla de buenas intenciones, sin tener datos reales de la inversión y presupuesto por sectores, sin tener referencias sobre las fuentes de financiamiento.

Hay omisiones groseras en temas sensibles como la promoción de inversiones y el medio ambiente, ni qué decir de los derechos de las minorías. Además, habría que recordarle que el presupuesto ya está aprobado para este año 2021 y no hay mucho que cambiar. Debió centrarse en la propuesta presupuestal para 2022, que justamente presentan en estos días al Congreso, para explicar cuáles son sus expectativas de recaudación fiscal y con qué estrategias de financiamiento cuentan en un escenario adverso.

El Congreso tendrá que asumir la responsabilidad del “voto de confianza”, cargando el pasivo de sus consecuencias, porque es evidente que es la primera victoria –pírrica– en gestión del actual gobierno, refrendando sus decisiones, tantas veces criticadas, al nombrar a algunos ministros impresentables que no coligen con el discurso de meritocracia y, sobre todo, de lucha contra la corrupción.

Después de los gritos estentóreos y el “rasgarse las vestiduras” de varios parlamentarios en las diferentes intervenciones en el Pleno, estos solo quedan como hechos anecdóticos frente al sentido de sus votos; porque ahora tendrán que responsabilizarse de las ignominias y afrentas que cometan con los intereses del país, estos ministros seriamente cuestionados.

Al final, tal vez tenemos un Congreso con parlamentarios con las mismas o –quién sabe– peores miserias que las que caracterizan al gabinete Bellido. Así que la tarea de contención la tiene la ciudadanía.

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