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[Opinión] Hugo Palma: América en la tina
“En las últimas décadas, millones de latinoamericanos dejaron sus países y para muchos más, irse es hoy un angustioso anhelo”.
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Y no para asearse, obviamente. En las últimas décadas, millones de latinoamericanos dejaron sus países y para muchos más, irse es hoy un angustioso anhelo. Estas líneas tratan de vivencias diarias que podrían explicarlo.
Democracia. Solo tres países, Chile, Costa Rica y Uruguay son democracias plenas. Los demás son “regímenes híbridos” con gruesas fallas en elecciones, Estado de derecho débil, instituciones públicas y poder judicial de dudosa independencia. Pero hay también “democracias perfectas” como Venezuela, Cuba y Nicaragua y decididos candidatos: Bolivia, El Salvador, México, Argentina y otros recientes.
Violencia. Vivimos en una de las zonas más peligrosas del mundo. De las peores 50 ciudades, las ubicadas en Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, México y Venezuela se llevan la parte del león.
Corrupción. De 180 países, nuestras hermanas Venezuela, en posición 176, Nicaragua, 159 y Panamá, 111, son las más corruptas. La primera compite contra Congo, Nigeria y Sudán; y Perú no podía excluirse de los 50 peores.
Economía. La región rebota de la feroz caída por el COVID-19 en 2020. Aquí hacemos gárgaras por un crecimiento de 10% o más, sin anotar que antes tuvimos la peor del mundo. Para adelante, como se dice, “es muy difícil hacer pronósticos, especialmente sobre el futuro”, pero igual las calificadoras de riesgo de deuda rebajaron la nuestra y, como vamos, no sorprenda que se les haga manía. Venezuela, por la lucha de su gobierno del pueblo, alcanzó la mayor inflación del mundo.
Educación. Cierre masivo de escuelas y casi 120 millones de niños perdieron un año completo presencial y quizá más. En Perú perderán al menos dos. No hablemos de calidad universitaria y meritocracia magisterial con un gobierno empeñado en “renovarlas”. Tampoco hablemos de desigualdad, salud y empleo. Nuestros pueblos deben distinguir críticamente la realidad de discursos y promesas.
Política. ¿En serio? La mayoría de “partidos políticos y sus dirigencias” extreman esfuerzos y “creatividad” para asaltar el poder y no dejarlo. Por ello, y por dinero, parecen decididos a promover locuras colectivas como las de Rusia leninista-estalinista, Alemania nazi e Italia fascista. ¿Tratan de proteger y elevar a los pueblos; o de someterlos, fanatizarlos y explotarlos? ¿Por qué sus modelos son Castro, Perón, Morales, Ortega, Chávez, Correa y otros; y también Pinochet, Videla, Somoza, Trujillo, Batista y más? ¿Cuál sería la diferencia? ¿Qué los primeros dicen amar al pueblo y los últimos que el orden se impone? Primerísima prioridad: “Nuevas Constituciones como cancha”; después se verá si la gente come.
Entonces, no estaríamos en una tina sino en un estanque de aguas turbias. Obviamente ha habido, hay y habrá personas y realizaciones maravillosas en América Latina y no estamos condenados a vivir así. Y menos con “políticos” que cambian de principios, partidos, promesas e ingresos con más frecuencia que de ropa interior. Pero hoy, no extrañe que tantos millones quieran irse.
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