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[Opinión] Hernán Díaz: “El Congreso de Castillo”
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Pedro Castillo llegó a la vida pública como consecuencia de miles de errores cometidos durante décadas y de malos manejos de la cosa pública. Llegó a demostrarnos que es el heredero natural de esa incompetencia y esa vorágine de corrupción, a la que lamentablemente nos han acostumbrado. El golpe ha sido durísimo y lo es conforme vemos, cada día, escándalos que involucran al círculo más íntimo de su propia familia. Ya no se trata solamente de personas cercanas o funcionarios mal elegidos. Por la Fiscalía desfila la misma gente que desayuna y cena con él. La legalidad de este Gobierno, si la tiene, no es en lo absoluto suficiente para darle viabilidad al país. La legitimidad que, en realidad, es la única fuente de futuro, ha dejado de existir en su totalidad.
El principio de inocencia al que tiene derecho es hoy a la luz de las declaraciones de sus propios ministros, tan débil como su palabra. No importa hoy señor presidente, si usted es o no un corrupto, eso lo demostrará la justicia en su momento. No importa hoy, señor presidente, si su esposa, cuñada, sobrinos o paisanos son o no expertos traficantes de influencias. Importa que se retire y deje el Gobierno del país en manos de personas capacitadas y honestas. Devuélvanos el país, pero a las nuevas generaciones, no a las que ya lo tuvieron en sus manos y las que también nos trajeron su incompetencia y corrupción, generando esta nueva versión de país defenestrado. Existen elementos contundentes para que el Congreso active mecanismos perfectamente legales que tiene a su disposición –y que evade hace meses– y ponga fin a esta tragedia. La mayoría de este Congreso quiere que Castillo se vaya, pero, a la vez, busca mantener su curul. Hay en muchos de ellos un pequeño Pedro que no quieren reconocer. Lo sabemos y sabemos quiénes son.
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