El “enfoque precautorio” como parte de la política de recomendaciones de administración de pesquerías que la institución mantiene hace años, ha mantenido a muchas pesquerías peruanas saludables y sostenibles, comentó Miranda. Foto: Cortesía ANDINA/Vidal Tarqui.
El “enfoque precautorio” como parte de la política de recomendaciones de administración de pesquerías que la institución mantiene hace años, ha mantenido a muchas pesquerías peruanas saludables y sostenibles, comentó Miranda. Foto: Cortesía ANDINA/Vidal Tarqui.

Franciso MIranda Avalos

¿La anchoveta está depredada? La respuesta sería sí, si consideramos a los humanos depredadores omnívoros en términos netamente biológicos. Sin embargo, la pregunta correcta debe ser: ¿La anchoveta está sobrepescada, sobreexplotada o en peligro de extinción? La respuesta es NO. Hace años que se administra la pesquería de anchoveta, con responsabilidad y de manera sostenible. La industria pesquera peruana de anchoveta ya no existiría si no fuese así.

Para comprender esta diferencia es necesario saber cómo Imarpe trabaja y hace sus recomendaciones a la administración, para que esta tome sus decisiones.

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El Imarpe no puede cuantificar una “biomasa total”. Es imposible para ellos y para cualquier institución científica marina en el mundo calcular de manera exacta la “biomasa total” de un recurso pesquero que tiene cola y se mueve por un territorio de millones de metros cuadrados a 200 metros de profundidad.

El Imarpe no cuantifica la “biomasa total” sino la que puede “observar” o “calcular”, gracias a sus cruceros de investigación, su experiencia y data acumulada. El Imarpe basa sus recomendaciones sobre la “biomasa observada” o “estimada”, que siempre será menor a la “biomasa total”.

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Si Imarpe nos dice que la “biomasa observada” es superior a 6.5 millones de toneladas, es perfectamente razonable pensar que la “biomasa total” o “real” es una cifra aún superior.

Si Imarpe recomienda, como lo ha hecho durante años, pescar máximo el 35% de la “biomasa observada” de anchoveta, no existe ninguna “sobreexplotación” o “sobrepesca” del recurso. Es lo que Imarpe llama apropiadamente un “enfoque precautorio”.

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El “enfoque precautorio” como parte de la política de recomendaciones de administración de pesquerías que la institución mantiene hace años, ha mantenido a muchas pesquerías peruanas saludables y sostenibles.

El “enfoque precautorio” para el manejo de la pesquería de anchoveta, nos permite comprender la diferencia entre la “talla mínima legal” y una “anchoveta juvenil”. La diferencia estriba precisamente en el “enfoque precautorio”, que se utiliza para mantener y recuperar a largo plazo una pesquería. La pesquería de anchoveta peruana es un ejemplo de administración pesquera sostenible que el mundo reconoce.

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La anchoveta es una especie que se reproduce todo el año y crece según las condiciones de temperatura y disponibilidad de alimento en el mar. Durante las condiciones oceanográficas actuales, su crecimiento ha sido más lento que lo normal, pero su biomasa es saludable y abundante en tallas inferiores a la “minina legal”.

Este año ha sido muy difícil para la pesquería nacional sometida a la incomprensión del Gobierno, que arriesga, con sus malas decisiones o inacciones, su supervivencia. Lo ha sido también para la pesquería artesanal, por la amenaza del incremento en más de 2 mil embarcaciones que se cierne como una “guadaña” a la sostenibilidad. Si el recurso es limitado, y supuestamente el pescador lo sabe, ¿por qué tanto lobby para legalizar 2 mil embarcaciones más? ¿La intención es repartir las capturas entre más pescadores? ¿O hay un interés diferente?

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Al día de hoy, la flota pesquera industrial anchovetera, que no ha tenido la primera temporada de pesca, solo ha pescado el 14% de la cuota determinada por Produce (1′682,000 Tm), que equivale a algo más de doscientas cincuenta mil toneladas. No hay sobrepesca, ni sobreexplotación.

La campaña antipesca industrial quiere presentar al empresario pesquero como ambicioso y capaz de pescar toda la anchoveta del mar peruano en un solo día. Las empresas pesqueras peruanas son formales y apuntan a una práctica pesquera responsable y a la explotación sostenible de los recursos en el tiempo. Ellos saben que su negocio alimenta a millones de personas y animales de crianza alrededor del mundo, dando trabajo a miles de peruanos. Nadie más preocupado por la anchoveta, que quien la explota, vive de ella y quiere seguirlo haciendo siempre.

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