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[OPINIÓN] Carlos Parodi: “Todos creen tener la razón, ¿qué hacemos?”
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Vivimos momentos complicados. La pandemia sacó a flote problemas y necesidades de una gran parte de la población que tienen décadas de existencia. Entonces aparecen los profesionales de diferentes áreas explicando qué habría que hacer para solucionarlos. Lo curioso es que todos creen tener la receta correcta. ¿Cómo puede ser posible que todos tengan la razón al mismo tiempo? Esto ocurre por una serie de razones.
Primero, cada persona tiene una manera de ver los hechos que no tiene que ser igual a la del resto. El problema no está ahí, sino en el hecho de que cada uno trata de imponer su visión, y en estos tiempos de redes sociales lo peor es que lo hace descalificando al otro. Pensar distinto es positivo, es el camino para acercarnos a la verdad. Tarea 1: respetar las ideas distintas.
Segundo, la realidad es compleja. Esto parecen no entenderlo quienes plantean soluciones simples. Cualquier propuesta se enmarca dentro de una realidad que tiene distintas dimensiones como, por ejemplo, la política, la institucional, etc. Si no tomamos en cuenta esos factores, estaremos pensando “en el aire” y no podremos aplicar nada. Tarea 2: conocer la realidad en la que queremos aplicar alguna idea. No copiar, pero sí adaptar.
Tercero, solo con buenas intenciones no logramos mucho. Hay que preguntarnos: ¿se puede aplicar o no? ¿Cuánto cuesta? ¿De dónde sale el dinero? ¿En cuánto tiempo veremos los impactos? Tarea 3: evaluar cada alternativa que proponemos.
Cuarto: ver qué es lo que funciona y qué no funciona. Esto significa dos cosas: por un lado, investigar antes. No pensar que porque algo suena bien es la solución; por otro, ver las consecuencias no solo inmediatas, sino las que vienen luego. Existen innumerables ejemplos en los que el remedio resulta ser peor que la enfermedad. Tarea 4: hacer el análisis inmediato y el posterior, en especial los impactos de aquellos a los que se quiere beneficiar.
Quinto: basar las sugerencias en evidencia empírica, en data. No hacer recomendaciones que no tengan un sustento en conocimientos y experiencias previas. No hay mucho por inventar en economía. Tarea 5: sustentar en evidencia empírica cualquier recomendación.
Además, ¿qué hay que tener claro? Que la economía no es una creencia, ni un acto de fe, ni basta con buenas intenciones; es una ciencia social que observa la realidad, plantea hipótesis y, a través de diversos métodos, las prueba o las rechaza. Por eso hay que diferenciar las opiniones no sustentadas, por muy bienintencionadas que suenen, de aquellas que están respaldadas en datos de la realidad y en un procedimiento científico. Creer no basta.
Las cinco tareas planteadas no agotan las opciones. Hay muchas más. Sin embargo, si logramos un acuerdo mínimo, podremos bajar el nivel de agresividad y reducir la intolerancia, que solo están llevando a una pugna entre buenos y malos. Y ese es el camino equivocado.
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