El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, junto al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, durante ejercicios militares en el fuerte Paramacay, el pasado domingo. (Foto: EFE)
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, junto al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, durante ejercicios militares en el fuerte Paramacay, el pasado domingo. (Foto: EFE)

El gobierno de Maduro está paralizado. Y también cada vez más callado. Las dos últimas presentaciones en público han sido la inauguración del proyecto “Venezuela bella” –una suerte de resiembra de plantas en los jardines públicos– y el trote acompañado de militares, reiterando su llamado a la unidad de las FF.AA. Queriendo aparecer ninguneando al cada vez más mayor avance de Guaidó, internamente y en el exterior, lo cierto es que las estrategias y decisiones de qué hacer con el actual poder bicéfalo se estarán discutiendo al interior de las FF.AA. venezolanas.

Si hay algo que saben los militares de los países de la región, es el análisis de la correlación de fuerzas en una llamada “guerra política”, en este caso por una supuesta intromisión militar externa apoyada por un sector de la población. De darse esta situación, mantendrían su unidad y lucharían contra el agresor en defensa de la patria. Posiblemente, después de sacar a Maduro y conformar un gobierno de “salvación nacional” sin presencia de Guaidó. Venezuela no es Siria.

Sin embargo, en la actual situación, si deciden continuar apoyando a un Maduro cada vez más aislado, pondrían en grave riesgo su unidad, factor decisivo para mantener su poder de disuasión o en el combate. Tampoco mantendrían su unidad si se pasan a apoyar al bando de Guaidó.

Una solución para garantizar su unidad es la de declararse como una fuerza institucional y neutral, con un gobierno de transición compuesto por personalidades, con apoyo humanitario y financiero, que garantice la convocatoria a nuevas elecciones generales, congresales y de gobernadores. Fin de esta Asamblea Constituyente.

Maduro saldrá y surgirán nuevas figuras al interior del chavismo. El tiempo corre.

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