Nuestros candidatos y más aún, sus equipos de planes de gobierno, se llenan de discursos ambientalistas en defensa de nuestro ambiente y nuestro planeta, pero en la realidad no plantean nada substancial, advierte el columnista.
Nuestros candidatos y más aún, sus equipos de planes de gobierno, se llenan de discursos ambientalistas en defensa de nuestro ambiente y nuestro planeta, pero en la realidad no plantean nada substancial, advierte el columnista.

Es comprobadamente correcto hablar del cambio climático. La elevación de la temperatura del aire a lo alto de la columna atmosférica, desde el nivel del mar donde están nuestras ciudades costeras hasta las altitudes donde se van derritiendo nuestros glaciares, o el aumento verificable del nivel de la mar en los océanos conducen coherentemente a una causa: el aumento de gases de efecto invernadero en nuestro planeta.

Nuestros candidatos y más aún, sus equipos de planes de gobierno, que en realidad son un grupo de amigos más que organizaciones políticas serias, se llenan de discursos ambientalistas en defensa de nuestro ambiente y nuestro planeta, pero en la realidad no plantean nada substancial. Ningún análisis, ningún parámetro, ninguna meta.

La discusión si debe o no ir una mina en un valle o si se debe dar o no permiso para transportar minerales por una carretera no son parte de una agenda climática, son parte de una agenda política.

El plan para mitigar el impacto de nosotros los peruanos en nuestro planeta y clima debe empezar en las escuelas con un compromiso sobre la polución descontrolada en nuestras ciudades y cuerpos de agua.

Desafortunadamente eso no es políticamente vendedor. Así estamos.