El científico americano James Hansen empezó a construir los datos climáticos globales a principios de los 80 y se convirtió en un líder en el tema. En 1987 se presentó al senado americano y reportó que el 99% de la Tierra era más caliente que en cualquier otro momento en que se le haya medido. Destacó además la clara causa-efecto entre el efecto invernadero –que produce la quema de combustibles fósiles– y el calentamiento global. Entonces, el 78.7% de los combustibles que el mundo utilizaba eran de origen fósil y responsables del efecto invernadero. Hoy es 80%. No hemos avanzado y no se ve que lo hagamos pronto.
A diferencia de la lucha contra los plásticos cuya contaminación es evidente y otras luchas más hedonistas e idealistas que prácticas –de las que tenemos varias impulsadas por políticos–, aquí al enemigo no se le ve. Los gases de efecto invernadero son invisibles y cada día están más concentrados. Si no dejamos el petróleo y el carbón; la temperatura del aire, el derretimiento de hielos y la elevación del nivel del mar seguirán su avance. El indiscriminado calentamiento del aire conducirá necesariamente en el futuro a la imposibilidad de sostener la vida.