Foto: EFE.
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A fines de agosto se llevó a cabo la conferencia anual de banqueros centrales que tiene lugar cada año en Jackson Hole, Wyoming. Estas reuniones empezaron en la década de 1970, cuando un grupo de economistas decidió juntarse en dicho lugar para discutir asuntos económicos.

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Con el tiempo se convirtió en este evento anual tan esperado que tiene la presencia de los principales banqueros centrales, de expertos en política monetaria y otros economistas de renombre mundial. Debaten temas como la estabilidad financiera, la inflación, el desempleo y el crecimiento que influyen las políticas económicas y monetarias que adoptan los bancos centrales y los gobiernos.

La presentación más esperada en el evento es el discurso del presidente de la Reserva Federal de EE. UU., este año los mercados esperaban con ansias cualquier indicio de que la lucha contra la inflación está funcionando y que las tasas de interés estarían por empezar a caer; aunque son conscientes de que los mensajes no anticipan políticas y más bien hay que interpretarlos. Como era de esperar el presidente de la FED, Jerome Powell, no aclaró si subirá o no las tasas de interés en septiembre, aunque dejó la puerta abierta a nuevos incrementos. Y eso ya es mucho, puesto que arroja un escenario en el que las tasas, que están en su nivel más alto en veintidós años, se mantendrán altas. Dijo una frase muy preocupante: “los banqueros centrales están navegando según las estrellas bajo cielos nublados”.

La conclusión de Jackson Hole es que todavía queda margen para mantener e incluso subir las tasas de interés a fin de reducir la inflación. A diferencia del año anterior, los mercados no reaccionaron mal, ya que consideran que a pesar de este mensaje estamos cerca del final del aumento de tasas, y un incremento o incluso dos de un cuarto de punto, podría ser absorbido por la economía americana sin mayor impacto. Muchos apuestan que no habrá nuevos aumentos.

La preocupación se centra más bien en el enfriamiento económico que enfrentan países como China, la Unión Europea, el Reino Unido; y muchos otros países desarrollados y en desarrollo cuyas economías se beneficiarían de tasas más bajas. Entre ellos el Perú, donde el crecimiento se ha ralentizado fuertemente por lo que muchos esperan que el BCRP disminuya su tasa de referencia a partir de septiembre. ¿El mensaje de la FED afectará esto?

La conferencia trajo declaraciones interesantes como la de Barry Eichengreen, economista de la Universidad de California, que advirtió sobre el preocupante nivel de la deuda pública americana; la del economista jefe del FMI, Pierre-Gourinchas, que expresó serias dudas sobre la capacidad de los gobiernos para implementar nuevos apoyos fiscales si se requirieran; y la de la economista Carmen Reinhard, especialista en deuda, resaltando que dos tercios de los países más pobres enfrentaban serios problemas para pagar sus deudas. No es el mejor de los tiempos.


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