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Inteligencia emocional
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“Ningún ave puede volar con solo una ala”, dice Daniel Goleman, el psicólogo, periodista y escritor estadounidense sobre la inteligencia emocional. El ser humano tiene un ala racional y un ala emocional. Como el avión o el ave, necesitamos que ambas alas estén conectadas. Durante siglos nos han hecho creer que el ser humano es un “animal racional”, o peor aún, una máquina cognitiva-ejecutiva que debe acumular conocimientos, pensar y actuar. El problema es que este esquema de saber/pensar/actuar desconectado de los sentimientos, del cuerpo, y de la naturaleza misma, es un esquema peligroso; nos puede llevar a ser como las gallinas que les cortan la cabeza y el cuerpo sigue corriendo, a una vida disociada entre la razón y el corazón.
El ser humano no es un animal racional. Es un ser emocional que razona. Las funciones cognitivas –la atención, la memoria, el aprendizaje mismo– funcionan bien cuando estas se asientan en la estabilidad emocional. En los niños se ve claramente: Un niño feliz, que tiene afectos y relaciones sanas en su vida tanto en casa como en la escuela suele aprender con facilidad, suele ver la pizarra en “HD”, y hasta disfruta del aprendizaje. Por el contrario, a un niño que lo están buleando en el colegio, o que lo maltratan en su propio hogar, va a tener casi asegurada alguna dificultad de aprendizaje en lo académico y/o problemas de conducta. Es decir, tendrá interferencia emocional.
Sartre decía: “Me admira cómo se puede mentir poniendo la razón de parte de uno…”. Las personas pueden ser egoístas, injustas, y hasta crueles cuando usan la razón desconectada de la emoción y de la empatía. Lo mismo sucede a nivel psicológico individual: Sentimiento-Pensamiento y Acción deben estar en la misma dirección. La mente miente cuando se desconecta de los sentimientos, de las relaciones y de la empatía. El problema entonces no está en la razón ni en la acción, de hecho estas dos son fundamentales para el desarrollo de la sociedad y del individuo. El problema está en que nos estamos alejando del corazón, del cuerpo, de la naturaleza. Como decía mi mamá: El cuerpo es sabio, los brutos somos nosotros cuando no lo escuchamos…
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