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Ica, conversación sin catedral
“Allí, en plena Plaza de Armas, la vieja y noble catedral exhibe al cielo sus entrañas como un cadáver despanzurrado. Olvidada por todos, sucumbe al polvo y al excremento de palomas y gallinazos”.
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Si la Catedral de Lima fuera destruida por un sismo, ¿quedaría 17 años abandonada a su suerte? Eso es exactamente lo que sucedió en Ica, sin que las autoridades locales, la empresa privada o la propia población organizada digan, esta hostia es mía.
El 15 de agosto de 2007, a poco de cumplir 250 años, la catedral de San Jerónimo de Ica pasó a un triste y forzoso retiro. Aquel día, el sismo de 8.0 grados se llevó buena parte de su techo y la tornó inutilizable. Desde entonces, ningún alcalde, obispo, gobernador o ministro ha sido capaz de devolverle al pueblo de Ica ese símbolo de su historia y de su fe. Allí, en plena Plaza de Armas, la vieja y noble catedral exhibe al cielo sus entrañas como un cadáver despanzurrado. Olvidada por todos, sucumbe al polvo y al excremento de palomas y gallinazos.
La catedral de Ica es la única iglesia colonial de esa región, y el último templo erigido por los jesuitas en nuestro país. Comparte historia, diseño y construcción con la Catedral de Lima. Por eso llamó la atención de los expertos del Instituto de Conservación Getty, liderados por la arquitecta peruana Claudia Cancino. Cualquier autoridad con dos dedos de frente sabría que contar con los estudios diagnósticos y planes de conservación de expertos de renombre mundial —sin costo alguno— es un lujo que no se puede desaprovechar. Y, sin embargo, año tras año, las constantes visitas y trabajos de los expertos del Getty fueron ignorados.
Intrigado ante tamaña indolencia, contacté al actual gobernador, la ministra de Cultura, el jefe de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica, y el obispo. Milagrosamente, el gobernador me recibió junto a la delegación del Getty y se comprometió a financiar la recuperación del templo, firmándose para ello un convenio tripartito. Poco después, el GORE observó el convenio, propuso otro, el Mincul se opuso a ello y casi se vuelve a caer el proyecto. Hoy, un año después, luego de juntar a perro, pericote y gato, estamos a días de que se firme el convenio final por el cual el GORE Ica transferirá fondos al Mincul para que sus expertos de la DDC Cusco empiecen por fin a darle esa alegría al pueblo iqueño.
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