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[OPINA] Gonzalo Elías: “La vida comienza todos los días”
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Siempre pasan cosas extrañas alrededor de la muerte. Las personas se despiden, aparecen en los sueños de sus seres queridos, ocurren coincidencias. Algunos les llaman “Diosidencias”. He percibido también, en varias ocasiones, que hay nacimientos importantes cercanos o muy pegados a muertes muy importantes, como que muere un padre y nace un hijo, muere un abuelo y nace un hermano, cosas así.
He escuchado sendas historias de pacientes y amigos que se han despertado en el momento justo en que un ser querido estaba falleciendo o naciendo, estando, incluso, en países diferentes. En fin, conexiones muy especiales de las que no podemos dar prueba y que, seguramente, suenan demasiado subjetivas para algunos. Pero hay algo, algo entre el morir y el nacer, el dejar de vivir y el renacer, el amor y la conexión.
Por otro lado, también está el asunto de la muerte durante la vida, y la oportunidad que tenemos de “renacer” cada día. Es decir, algunos parecen estar muertos en vida y otros intensamente vivos; todos pasamos por momentos en los que nuestra existencia se llena de luz y de energía (como cuando nace un ser querido) y hay tiempos en los que estamos menos vivos y menos presentes.
Los problemas de salud mental, por ejemplo, nos quitan mucho tiempo (y vida) porque, entre otras cosas, nos arrancan del presente, preocupándonos mucho por el futuro o, por el contrario, nos mantienen excesivamente aferrados al pasado y al “no soltar”. También perdemos el tiempo no siendo nosotros mismos, tratando de ser “otro” (o viviendo la vida de otros), reprimiendo nuestro ser auténtico. ¿Cómo hacemos, entonces, para renacer durante la vida, para aprovechar el presente?
Que exista la vida después de la muerte, el cielo, la reencarnación, o el renacimiento, es algo que podemos discutir. Pero lo que no podemos discutir es que nuestro tiempo en este mundo es limitado. Y, por otro lado, tenemos la certeza de que siempre es hoy. No importa cuánto tiempo hayamos perdido o cuántos días hayamos desperdiciado; todos los días podemos renacer.
Charles Chaplin decía: “La vida es como una obra de teatro que no permite ensayo; por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada día antes de que el telón se baje y la obra termine sin aplausos”.
La vida comienza todos los días.
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