Quiero expresar mis sentidas condolencias a los hijos y nietas del presidente Alberto Fujimori por su reciente deceso. Es oportuno hacer un balance de su gestión como jefe de Estado, y para hacerlo es imprescindible recordar la historia.
En 1968, una cúpula militar de izquierda, liderada por el general Velasco Alvarado, tomó el poder dando un golpe de Estado. Aplicó una política estatista que expropió medios de comunicación y cuanta actividad económica exitosa pudo, desvalijando luego el patrimonio de las empresas expropiadas con dádivas populistas. El experimento comunista empobreció al pueblo que decía proteger, y consumado el deterioro económico, el general Morales Bermúdez, quien había derrocado a Velasco, convocó a elecciones generales y a una asamblea constituyente, la cual produjo la Constitución de 1979 de corte socialista y que en gran medida convalidaba las acciones del gobierno militar.
En la primera mitad de los 80, el gobierno del presidente Fernando Belaunde estuvo marcado por populismo, proteccionismo y control de precios; consecuentemente, recurrieron a una fuerte presión inflacionaria e incremento del endeudamiento estatal, mientras que el germen del terrorismo crecía en los Andes. Al arquitecto, lo sucedió un (demasiado) joven presidente Alan García, quien profundizó el populismo con encantadora prosa, y en postura revolucionaria decidió limitar unilateralmente el pago de la deuda externa. Sin reservas monetarias y aislamiento financiero, el flagelo a los peruanos provenía de la escasez de productos básicos, de la violencia terrorista — que había cobrado ya 12,500 vidas— y de la hiperinflación que en agosto de 1990 alcanzó el 397%, es decir que los precios en el Perú se duplicaban cada 13 días.
El presidente Fujimori, quien fuera elegido democráticamente en 1990, dio un autogolpe en 1992, argumentando que el Congreso era un obstáculo a las reformas que necesitaba implementar para combatir la crisis económica y el terrorismo. Posteriormente, adoptó una política de ajuste económico conocida como el “Fujishock”, que incluyó reformas estructurales, un programa de austeridad para estabilizar la economía y la reinserción en la comunidad financiera internacional. Logró también desarticular al grupo terrorista Sendero Luminoso y capturar a sus líderes.
El ingeniero Fujimori promovió la Constitución de 1993, que reemplazó a la de 1979, la cual permitió un crecimiento económico y reducción de pobreza sostenida por las siguientes dos décadas. Su gobierno no estuvo exento de corrupción y violaciones a los derechos humanos, lo que llevó a su caída final en el año 2000.