Han sido los parques y las plazas lugares fundamentales para acoger a las personas, atender a los vecinos y vecinas. en la foto el Parque Kennedy de Miraflores. (Foto: Tripadvisor).
Han sido los parques y las plazas lugares fundamentales para acoger a las personas, atender a los vecinos y vecinas. en la foto el Parque Kennedy de Miraflores. (Foto: Tripadvisor).

Como ya saben, a mí me apasionan los espacios públicos y no me canso de promoverlos ni de convencer a la ciudadanía y autoridades de que merecemos entornos urbanos más saludables, más amables, más seguros y más cómodos que nos hagan vivir mejor.

Pero, además de todos los valores intrínsecos al espacio público, existen otras ventajas que pasan desapercibidas. Por ejemplo, ahora que bastantes distritos de la ciudad de Lima van a enfrentar, por varios días, un corte de agua programado a partir del mejoramiento de la red de abastecimiento de agua potable, Sedapal —junto a las autoridades locales— está disponiendo puntos de recolección de agua en distintos parques y espacios públicos de la ciudad.

Al igual que en otros contextos de emergencia como terremotos o incluso en la pandemia, han sido los parques y las plazas lugares fundamentales para acoger a las personas, atender a los vecinos y vecinas, curar a los heridos, cuidar a los desplazados e incluso han servido para acercar campañas de vacunación y otros servicios médicos.

Como estamos entrando a una época en la que las crisis (climáticas, humanitarias, económicas, migratorias, alimentarias…) son cada vez más frecuentes y más intensas, es necesario que entendamos que nuestros espacios públicos no solo sirven para promover el encuentro de la ciudadanía sino que también son pieza clave para la atención de emergencias y para aliviar las crisis.

Por ello, resulta indispensable que las autoridades entiendan la multiplicidad de roles del espacio público y preparen la infraestructura colectiva para atender a esta importante y diversa demanda. Esto lo pueden hacer de distintas maneras, por un lado, adaptando la infraestructura para volverla resiliente a los efectos del clima, por ejemplo, diseñando espacios públicos inundables al borde de los ríos y de las quebradas pero también incorporando elementos que puedan servir más de una función: paraderos que sirven para protegerse de la lluvia, zonas verdes que atraigan a especies de polinizadores, equipamiento urbano que luego pueda ser usado para instalar las carpas de atención.

Por supuesto, cada territorio debe promover una adaptación local para que la inversión sea exitosa. De nada sirve poner elementos de cemento en zonas de selva cuando se tiene acceso a madera u otros elementos.

De la misma manera, los vecinos y vecinas deben reconocer en el espacio público estas posibilidades y contribuir a sostener un sistema de espacios públicos que cumplan varios propósitos para saber aprovecharlos cuando corresponda.